martes, 27 de enero de 2015

¿Incursiones fantasmales en la quinta Ana Lidia de Taxco?


Por: Reynaldo Ovalle / GIMEP TAXCO GRO.

Taxco Guerrero a 19 de Diciembre del 2014..--En la actualidad hay personas que se burlan con la idea de que fantasmas y espectros se manifiestan con una luz tenue por el mundo, y lo hacen porque aún no han tenido la oportunidad de ser testigos o de presenciar una prueba fehaciente de la existencia de estos fantasmas o espectros. Debido a su acostumbrado escepticismo, se niegan a la idea de que la muerte pueda no ser el final. Para mucha gente la palabra "fantasma " trae a su mente la clásica y popular figura vestida con una túnica de color blanca, una entidad que ha vuelto de su sueño eterno para rondar a los vivos. Pero en la historia de los fantasmas y espectros reviste una gran cantidad de formas y muchas veces no toman figura alguna pero ahí están. La conducta de los seres fantasmales puede también ser diferente, pueden estar vagando sin un objetivo claro o tener uno bien definido, pueden ser, juguetones, Angélicos, e incluso demoniacos. Dentro de la espiritualidad se afirma que los espectros y fantasmas actúan con inteligencia.


La versión que se tiene sobre esto es de que se trata de espíritus de personas muertas que continúan apareciéndose en su forma en lo que hacían en su forma terrenal, ligados a los sitios en donde se aparecen por la culpa, el remordimiento, el deseo o el hábito, tomemos como referencia de la existencia de estos fantasmas uno que se dio en esta ciudad colonial, cuando el día 12 de Junio del año en curso, dos jovencitas que nadaban les tomaron una fotografía aproximadamente a las tres de la tarde con una cámara digital, y cuando se imprimió la gráfica una tercera jovencita que fue quien la tomo descubrió que dentro de la imagen se había impreso una figura de lo que parece ser una niña que aparece a un costado de la plataforma de clavados, esta forma fantasmal que parece tener precisamente una túnica blanca, además de que parece estar flotando, esto dejo muy asustadas a las jovencitas quienes manifestaron que cuando les tomaron la foto esta imagen fantasmagórica no estaba ahí, y muy asustadas se aprestaron a salir de la alberca, por investigaciones y relatos de gente que acude a ese lugar nos dicen que efectivamente en ese sitio años atrás había fallecido una pequeña niña( aunque no está confirmado)..

La Cruz de la Calle del Arco (Leyenda de Taxco, Guerrero).


Cuentan las viejas tradiciones, que allá en los tiempos de la colonia, en lo que hoy es la Calle del Arco en Taxco, vivía una elegantísima dama española. Su ondulante cabellera caía sobre su espalda cual torrente de Azabaches acariciando su alabastrino talle adornado con el ropaje de los nardos del tabor, sus grandes pestañas que simulaban lo erizado de las montañas agrestes de Taxco. Sus manos tenían el delicado acopio de las blancas muñequitas traídas del oriente. Sus pies diminutos eran tenuemente acariciados por las sandalias rojo púrpura. Orladas con el pelaje del armiño. Toda ella era llena de gracia. Su mirar y su caminar seducían al que tenía la suerte de contemplarla, pero en ese corazón de ángel hecha mujer, latía a cada instante un grande amor.

Rodrigo era su única ilusión; apuesto caballero español, dotado por el capricho de la naturaleza, de todas las cualidades varoniles: valiente, joven, atractivo y educado a la alta estirpe de su origen. Todo era ensueño y felicidad en aquella pareja de enamorados. Pero no se hizo esperar más tiempo esa dicha engañosa, y no tardó en aparecer en la pantalla polícroma de ese amor: la tormenta borrascosa, final de una loca pasión nacida por primera vez en aquel lugar de embrujo. Rodrigo, cada vez que se entrevistaba con aquella fascinante mujer, se hacía acompañar de Víctor Manuel (su amigo muy íntimo), no menos poseedor de los atractivos de Rodrigo. Ella, Beatriz, amaba a Rodrigo locamente, bosquejando su figura aún en las noches de insomnio. Pero la fatal casualidad quiso que una noche de plenilunio, tranquila y serena en que Víctor Manuel acompañaba a Rodrigo en sus citas amorosas, la dama tendió su electrizante mirada en el joven acompañante. Esa mirada zigzagueante envolvió el ambiente, se cruzaron las miradas, y surgió el romance, traicionando así, ese amor jurado para Rodrigo, truncado en ese momento por el falso corazón de Beatriz.


Rodrigo a pesar de todo, siguió sosteniendo relaciones con ella, pero no dejaba de notar cierta indiferencia en todo, y en una de tantas citas, llegó el instante fatal del desengaño, envolviéndolo la borrasca de la desilusión la cruel traición de ambos. Decepcionado y triste aprovechó el momento en que juntos platicaban, se acercó a ellos y en su presencia lanzó un suspiro largo y profundo como los inmensos mares, tendió su mirada por última vez a su amigo y a Beatriz, sacó su espada del cinto, la blandió en el aire hundiéndola después en su angustiado corazón pronunciando en medio de las convulsiones de la muerte el nombre de Beatriz.

Enseguida expiró en el mismo sitio en que naciera un grande amor. En recuerdo de esta fatídica traición de Víctor Manuel y Beatriz, se colocó en ese mismo sitio una humilde cruz de madera, que al correr el tiempo ha caído en el olvido, pero que hoy se conoce como "La Cruz de la Calle del Arco".

La creencia católica le ha dado otros comentarios muy divergentes a su primitivo origen, pero lo más acertado es lo relatado en esta leyenda, porque antes de que los callejones de Taxco fueran trazados, se encontró bajo los frondosos árboles de ese lugar, acariada por las verdes sensitivas y abrazada por los bejucos, una cruz de madera, carcomida y apolillada por el transcurso de los años. La cruz de Rodrigo.

La Calle del Arco franquea la Parroquia de Santa Prisca del lado sur, se llamaba así por el arco que forma la Parroquia (justo arriba de donde se localiza la Cruz de cantera rosa), esta calle tuerce a la izquierda para reunirse con la Calle Celso Muñoz (antes: Calle de la Muerte).

Basada en las Leyendas populares de Taxco así como de los Relatos escritos por el ya fallecido profesor Sinesio R. Moctezuma.

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La Casa Figueroa o Casa de las Lágrimas (Leyenda de Taxco, Guerrero).


Esta casa fue construida a mediados del siglo XVIII, allá por el año de 1767, propiedad del Conde de la Cadena. Este gran personaje vino como magistrado a los grandes minerales de Taxco.

Para la construcción de esta casa se emplearon nativos de la tribu Tlahuica, lo que se les trababa con una crueldad bastante exagerada, y éste fue uno de los muchos motivos por lo que se dio el nombre de "La Casa de las Lágrimas" a la Casa Figueroa, los muros con que está construida son tan fuertes como el material que empleaban para la construcción de los templos de sus Dioses.


A la muerte del Conde de la Cadena, quedó propietario de la Casa, uno de sus condescendientes, una persona de gran abolengo, del que se dice que llegó a ésta casa trayendo consigo a su hija, a la que no le permitía contraer matrimonio con el hombre que ella amaba, un joven que llegó a enamorarse perdidamente viniendo en pos de ella; y antes que verla desposada, el padre prefirió quitarle la vida. Dicha tragedia tenía que suceder en la Casa de las Lágrimas, que al poco tiempo de este suceso. La casa fue abandonada por sus moradores y así quedó por mucho tiempo deshabitada. Poco después durante la Guerra de independencia, Morelos la ocupó como "Cuartel General", y nuevamente la casa volvió a ser testigo de las penalidades a que eran sometidos los prisioneros. Terminada la Guerra de Reforma, la casa fue reformatorio, casa de moneda donde se acuñaron monedas de oro y plata. Fue habitación de sacerdotes y posteriormente fue instalado ahí el "Juzgado de Primera Instancia".

A fines del siglo XIX la casa pasó a propiedad de otra familia española. De la cual sobrevivió una anciana llamada Basilia, Señora muy rica, que escondía caudales de dinero en ciertos huecos que hacía en los muros; como el que se puede ver detrás de la puerta que va a dar al patio. Esta señora era de una costumbre bastante rara: no le gustaba tener servidumbre, y como algunos maleantes supieron que vivía sola, decidieron asesinarla con el fin de robarle.


Después de este crimen lamentado por todo el pueblo, la casa que infundía respeto, pasó a dar un aspecto tétrico, lúgubre y escalofriante, que más bien parecía monasterio. Después de todas las tragedias acaecidas en esta casa, se empezaron a verse espantos que ponían de punta los nervios, estos espantos eran gemidos de gente, alboroto de cadenas y llanto de mujeres, así como algunos espectros que aparecían en los rincones de la habitación.

Uno de los lugares que más terror infundía, era el cuarto secreto, del que se dice que sólo se abría para dar paso a las jóvenes por una puerta falsa, que según se sabe. Trataban de escapar del desenfreno de los soldados durante las guerras que asolaron a México por años y años, y que ahora este cuarto está reservado a lugar de oración y regocijo a Dios. Con el tiempo la casa pasó a ser propiedad del Sr. Fidel Figueroa. De ahí su actual nombre "La Casa Figueroa". Se cree que todos estos sucesos eran motivados por las personas ahí sacrificadas y que andaban purgando sus penas. Ahora han desaparecido, pero no del todo.

La Casa Figueroa se localiza a menos de 50 metros de la Parroquia de Santa Prisca, entre Calle de Palma y Calle 1era. De Guadalupe, antes de llegar a los lavaderos de la Calle de Guadalupe en Taxco.

Basada en las Leyendas populares de Taxco así como de los Relatos escritos por el ya fallecido profesor Sinesio R. Moctezuma.

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La Casa Roja o la Casa del Verdugo (Leyenda de Taxco, Guerrero).


El constante y engañoso devenir del tiempo marcaba en su tormentosa carrera el día fatídico 19 de enero de 1984 sonando la tétrica campana que pusiera fin a la existencia de la señora Margarita Made viuda de Wolbretch,  de Juan Eduardo y Elizabeth de los mismos apellidos de 73, 47 y 37 años, respectivamente pactaron conjuntamente el triple y diabólico suicidio familiar que se llevó a efecto en esta bella y colonial ciudad de Taxco de Alarcón en la céntrica "Casa del Verdugo", marcada con el número 3 de la hoy Calle Real de Cuauhtémoc, crecía día a día, hora tras hora y minuto tras minuto la ebullición fantasmal de esas mentes embrutecidas y enloquecidas al llegar al más allá.


La erupción de ese desquiciado volcán pletórico de demencia abrió su cráter cubriendo de sombras y cenizas a un hogar aparentemente feliz cobijado bajo el manto de una opulencia pasajera y quimérica encubada en la trastornada mente de Juan Eduardo. Finalmente estalló la tormenta cerrándose le círculo rojo del suicidio, dejando un triste recuerdo enmarcando en el cerebro de sanas mentalidades. Los barbitúricos, gas, carbónico y revolver calibre 38 fueron los elementos que se confabularon para cumplir lo que tanto ansiaban los multicitados suicidas de pasar los umbrales de ultratumba dejando su fabulosa fortuna a Emmy, única hija y hermana que se libró de tan horrenda decisión.


Hubo otras personas agraciadas por la diosa fortuna, sus fieles servidores y al médico familiar le entregaron una carta póstuma que se encontró debajo de la cama de Juan Eduardo, cuentan las gentes de lengua sin hueso, que en las noches obscuras se ven en el fondo de esa casa macabra dos siluetas humanas abrazadas al cuerpo de un anciana y bella mujer con los ojos alzados al cielo en actitud beatifica para alcanzar el perdón de su acto suicida.

Basada en las Leyendas populares de Taxco así como de los Relatos escritos por el ya fallecido profesor Sinesio R. Moctezuma.

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viernes, 16 de enero de 2015

El Cristo del Santo Entierro del Ex-convento. (Taxco, Guerrero)


El Ex-convento de San Bernardino de Siena fue fundado al cuidado de Fray Francisco de Torantos y tomó su patronato Antonio Verru Bravo, quien no pudo terminarlo por falta de dinero, lo que se logró con limosnas que para el efecto recolectaron Fray Diego de San Pedro, Fray Francisco de Virello y Fray Francisco de Torantos, el cual era el padre prior de dicho Convento y en cuyo priorato se suscitó el hecho tan extraño de la misteriosa llegada de la imagen del Cristo del Santo Entierro a ese Convento.

Dice la leyenda que en una noche clara y cálida de la estación primaveral, cuando los Frailes dormían tranquilamente después de un día de arduas labores, interrumpió de repente la quietud de la noche una serie de golpes dados con suma desesperación en la puerta del Convento, al punto que levantándose presurosos los Frailes creyendo que se trataba de un caso de importancia, como que algún fiel necesitara de ellos; pero cuál sería su sorpresa al abrir la puerta cuando no encontraron persona alguna y sólo estaba una mula que cargaba un voluminoso bulto.


Trataron de encontrar al dueño creyéndolo en las cercanías, pero al no encontrarlo, decidieron albergar por esa noche a la mula de tan extraña procedencia.
Después de introducir a la mula al patio del Convento (hoy escuela Juan Ruiz de Alarcón.) Se retiraron nuevamente a su tranquilo reposo en espera que al día siguiente se presentara el dueño a reclamar su animal y su pesado bulto. A la mañana siguiente, el hermano portero decidió llevar un poco de alfalfa y agua a la mula, pero mayor fue su asombro al encontrarse con que el animal había desaparecido, al instante corrió a dar aviso al padre superior, mismo que fue a verificar si el bulto también hubiese desaparecido, pero ante la expectación de todos, el bulto ahí estaba.
Al pasar algunos días, ninguna persona se presentaba a buscarlo y los Frailes impacientes decidieron abrirlo para investigar su contenido, cuidadosamente fue abierto, una gran sorpresa se llevaron al ver que el empaque guardaba un crucifijo, una bella escultura con goznes que le permitían mover los brazos, hombros, rodillas y cuello.


Otro aspecto milagroso de este acontecimiento fue que sólo faltaban siete días para la celebración de la Semana Santa, y esta imagen sirvió a los Frailes para la celebración de la Crucifixión y Santo Entierro. Se hizo una investigación para saber si alguna caravana había pasado por ese lugar, y que la mula con esta escultura se hubiera desviado, pero no se encontró ninguna cerca, por lo que la procedencia del animal, aún está en él misterio.
Esta imagen es actualmente muy venerada por el pueblo taxqueño, y se encuentra en el sitio en donde llegó: el Convento de San Bernardino. Y en nuestros días, al morir la tarde de los tristes Viernes Santos, esta preciosa imagen de Cristo es sacada en Procesión por el pueblo devoto y creyente de Taxco. Esta procesión del Santo Entierro, es una de las más impresionantes de las que se efectúan en las torcidas calles del Taxco colonial.


El Cristo del Santo Entierro es colocado en una hermosa urna que donó la anciana devota Doña Félix Ramos (viuda de Gutiérrez) y va en hombros de doce personas vestidas de negro y descalzas, pertenecientes a su cofradía. Por el decir de estos cargadores del Santo Entierro, terminan cansadísimos y muy fatigados por el peso.


Este convento desempeñó durante el periodo de la independencia de México una gran misión histórica, ya que en el interior de su recinto se celebraron las juntas preliminares tendientes a obtener la Independencia de Nuestra Patria, tomando parte muy activa el guardián del mismo Convento, fray Agustín de León de Leal y los demás frailes que estaban bajo su custodia. Estando en este convento, el general realista don Agustín de Iturbide y fray Agustín de León de Leal quien persuadió al general a deponer su actitud ante la causa de la Independencia de la Nueva España; ante la lucha que sostenía el general Vicente Guerrero Saldaña dando por resultado el famoso Abrazo de Acatempan entre ambos generales. Este pacto fue el 10 de enero de 1821. Con este hecho se dio por terminada la lucha bélica, dando a México un gobierno independiente.


En uno de los muros exteriores del templo existe grabada una placa relativa a este hecho y que el H. Ayuntamiento de 1921 mandó colocar. El lugar y la construcción del Convento son de estilo colonial y fue fundado por los padres Dieguinos quienes llegaron a México en 1580.

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miércoles, 7 de enero de 2015

Leyenda de la Calle de la Muerte (Taxco, Guerrero).


En el lado norte de la Parroquia de Santa Prisca nos muestra una Interesante portada de Jambas y Dintel almohadillado, capoto ornamentado, frontón cortado en volutas, y como remate de todo, el símbolo de la muerte, a quien el tiempo ya dejó sin brazos ni guadaña.

Narra la leyenda de esta calle, que en tiempos de la Colonia, un hombre que vivía por esta calle, temeroso de que la muerte lo molestara optó por destruirle los brazos.

La portada de ese lado de la parroquia es una fantasía en ebullición, nos produce a la vez dos impresiones distintas: la de las cosas burlescas y la de las cosas trágicas.

La composición del lugar resultó completa. Pues el nicho que está en el ángulo saliente del rincón y el ojo de buey que en el mismo saliente luce estupendo trabajo de hierro. Estilización la Cruz de Calatrava. Viene a completar el ambiente de angustia de ahí reina. Una especie de eco, un Soliloquies Shakespeariano. El lugar en que se encuentra, que es seguramente el punto en que el artífice refugió toda su fantasía. Es un rincón doliente, vago y delicado a la vez, en donde el sol, por la orientación del muro, jamás baja sus rayos a dar vida y color, por lo que en manchas negruzcas y en húmedos jarrados, se mira la huella de las lágrimas de las lluvias que ahí han azotado largos años.


Hace muchos años, a fines del siglo XVIII, cuando la Iglesia estaba flamante, por esa puerta salían con pasos sigilosos y rostros recatados, los viernes de cada mes los hermanos de la "Cofradía de la buena Muerte". Entonando cánticos penitenciarios que en el silencio de la noche se oían como rumor de apagado llegado de otro mundo y en cuyas estrofas se pedía paz y gloria para el alma de los deudos muertos en pecado.

Poco tiempo después de la Independencia Mexicana, esta hermandad desapareció y con ella la piadosa costumbre de llevar esperanza hasta más allá de la vida. Ahora abre de cuando en cuando para que pase algún restaurador de edificios o algún curioso de las alturas que muestran las torres; pero como ya no pasan bajo del Dintel los hermanos de la Cofradía de la Buena Muerte, llevando sus haces de Flores, de esperanzas nunca marchitas, la puerta perdió su carácter, pues ya no es como antes la salida de un cementerio de almas.

En el año de 1914, en la tenebrosa "Calle de la Muerte", ocurrió un voraz incendió, se vió en llamas la tienda de abarrotes del rico taxqueño: Don Mateo Flores, que era en ese tiempo, la mayor y mejor tienda surtida de Taxco. La incendiaron los revolucionarios y el individuo que inició el fuego murió al salir, cuando accidentalmente cayó y su arma se disparó contra su pecho. La Calle de la Muerte franquea la parroquia del lado norte, se llamaba así por el esqueleto que existe esculpido sobre la puerta que da acceso a la escalera que sube a las bóvedas y torres de la Iglesia, esta calle tuerce a la derecha para reunirse con la Calle del Arco.

La Calle de la Muerte es hoy la Calle Celso Muñoz.

Basada en las Leyendas populares de Taxco así como de los Relatos escritos por el ya fallecido profesor Sinesio R. Moctezuma.

LEYENDAS DE TAXCO DE ALARCÓN

Hace algunas semanas visitamos el bellísimo Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón, en la cuál agradecemos a nuestros amigos: El Investigador Ufológico Reynaldo Ovalle y el Curandero o Chamán el Hermano Cipriano, quienes nos dieron posada y un tour por las zonas mágicas de leyendas de las cuáles les iremos compartiendo poco a poco en nuestros blogs y redes sociales, así también los invitamos a que visiten éste pueblo mágico del cuál quedarán encantados.

Esperamos que sean las siguientes leyendas de su agrado, aclaramos que se fueron recabando de leyendas urbanas de los mismos pobladores como también del ya fallecido Profesor Sinesio R. Moctezuma que en paz descanse, el cual publicó en uno de sus libros algunas de éstas leyendas.

Empezamos...
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