lunes, 11 de mayo de 2020

El último minuto del año 999 (El primer apocalipsis fallido).


El primer fin del mundo

Basílica de San Pedro (Roma) el 31 de Diciembre de 999. Son las doce de la noche.
El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra desde la venida de Cristo. Resonaba en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.
El papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede la puerta abierta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos.

Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!


Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, varios cuerpos cayeron pesadamente en el suelo frío de piedra. Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, tres, cuatro… Dio doce… La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, ¡y siguió reinando un silencio de muerte!

Entonces el papa Silvestre se volvió en torno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor, extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas de las torres empezaron un alegre y jubiloso repique, y desde la galería del órgano empezó a sonar un coro de gozosas voces, jóvenes y mayores, un poco inseguras al principio, quizá, pero haciéndose más claras y firmes por momentos. Cantaban el Te Deum laudamus: “A ti, Dios, te alabamos”.

Todos los presentes unieron sus voces a las del coro. Pero pasó algún tiempo antes de que las espaldas en espasmo pudieran enderezarse, y la gente se recuperara del terrible espectáculo ofrecido por los que se habían muerto de miedo. Terminado de cantar el Te Deum, hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando e intercambiándose al beso de la paz. ¡Así terminó el año mil del nacimiento de Jesús!


De esta impresionante manera describe el historiador Frederick H. Martens, en La Historia de la vida humana, lo que debió de pasar en aquella angustiosa noche en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.
Nosotros también hemos vivido un final de milenio. Cierto es que no se armó mucho revuelo ya que la sociedad en la que vivimos es más avanzada, pero aún así, muchas personas creían que algo iba a pasar.
El año 1000 ha sido descrito muchas veces como una época muy radical de temores apocalípticos y de sensaciones generalizadas de histeria. Pero al final los temores resultaron ser sólo fantasías. ¿Qué fue realmente lo que sucedió en el mundo en la nochevieja del año 999? ¿Hubo pánico o sólo fue una leyenda medieval?
Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de Diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país –Islandia– se convertiría en masa al cristianismo.


Hubieron muchos rumores pero nada se hizo público por temor a que los ciudadanos, histéricos ante un inminente Armagedón, vendieran sus posesiones y acabaran apiñándose en las iglesias orando por la salvación.

No importa cuántos historiadores intentaran desbancar estos mitos, sin embargo, estas leyendas perduran hoy en día. Debido a que las fuentes sobre el año 1000 son limitadas y la información es escasa, es necesario apoyarse en el testimonio de algunos testigos, en general, políticos y dirigentes religiosos, y no siempre son las fuentes más confiables.

Otros historiadores, sin embargo, avivaron más las llamas de la duda. Como Charles B. Strozier, profesor de historia en el John Jay College, que escribió: “hay pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, es decir, dejaron de realizar las actividades fundamentales que definen la vida monástica.“


Hay muchas más leyendas acerca del inminente apocalipsis del año 1000 como las narradas por el famoso y políglota Charles Berlitz: “El año 999 se acercaba a su fin en una especie de histeria colectiva que se apoderó de Europa. Todas las formas de actividad se convirtieron en espectros de la fatalidad inminente… Los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente… El comercio entre pueblos y ciudades fue interrumpido en gran medida; las viviendas fueron descuidadas y se dejaron caer en la ruina, ya que el hecho de acumular riquezas podría ser tomado en su contra en el día del Juicio Final. Mendigos se alimentaban de los más afortunados, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel a pesar de que muchos querían permanecer en ella, llorando por su deseo de redimir sus pecados antes del final. Las iglesias, las puertas de los monasterios y conventos, y las grandes catedrales fueron constantemente asediadas por multitudes exigiendo la confesión y la absolución. Sacerdotes impartían absolución general, de día y de noche con multitud de personas que no podían entrar y estaban de pie fuera de las grandes puertas…

Los peregrinos acudían a Jerusalén desde todos los puntos de Europa. Caballeros, burgueses de las ciudades e incluso siervos, todos viajaban juntos, muchos de ellos con sus esposas e hijos, viajaron hacia el este en grandes bandadas. Las diferencias de clase fueron olvidadas en un torrente de hermandad cristiana. Algunos marchaban bajo azotes de castigo por los pecados pasados, mientras que otros cantaban himnos y salmos….
Cuando llegó Diciembre, la psicosis y el fanatismo se apoderó de las masas, surgiendo el lado oscuro de la naturaleza humana. Hubo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final o simplemente no podían soportar la presión de esperar a que llegara el Día del Juicio.


Llegó la Navidad, tal vez la última Navidad del mundo, quien sabe, con un torrente de piedad y de amor. Familias y amantes renovaban sus lazos de amor en las últimas horas. Los animales de granja fueron liberados por sus propietarios preparándolos para la muerte y la sentencia definitiva. Las panaderías y tiendas de alimentos, regalaron sus bienes y negaron las monedas de quién quería pagar… En las cálidas tierras de Italia, España y Sur de Francia a los enfermos y los moribundos en los hospitales y conventos se las sacó a la luz del día para que pudieran ver personalmente a Cristo descendiendo de los cielos.

Después de la Navidad todo cambió, de una forma más cínica y menos crédulos, se comenzó una “cuenta atrás” en serio.

Claro está, al final llegó la medianoche y no pasó nada de nada. Sería muy interesante saber lo que realmente ocurrió y si ocurrió algo realmente. De todos modos, sea verdad o sean leyendas es curioso ver como el hombre puede actuar ante lo desconocido, ante el miedo a no saber qué puede suceder en un determinado momento. Somos un cúmulo de sorpresas…

Fuente: www.jaimeblanco.com

viernes, 8 de mayo de 2020

Petrus Romanus: Profecía de hace 900 años dice que el próximo Papa verá el Final de los Tiempos.


San Malaquías nació en Irlanda en 1094 y fue electo arzobispo de Armagh en 1132.

Se dice que en el año 1.139 d.C. el santo católico Malaquías experimentó visiones durante un viaje a Roma, y que consecuentemente formarían parte de un documento que contiene 112 frases cortas que retratan a los futuros papas de la Iglesia Católica. A pesar que esto no forma parte del dogma oficial o de las enseñanzas de la iglesia, estas profecías son bien conocidas por el Vaticano debido a  la precisión que demuestran en referencia al último centenar de pontífices de una de las más viejas y extendidas religiones del mundo. Antes de morir en Clairveaux el 2 de noviembre de 1448, Malaquías pudo dictar a su amigo Bernardo (San Bernardo) la llamada Profecía de los Papas. Este texto profético comienza con Celestino II (papa número 167, muerto poco antes que el propio Malaquías) y termina con el papa número 268, el llamado Petrus Romanus, quien según Malaquías será el último papa de la sede vaticana.


Diversos especialistas coinciden en considerar la Profecía de los Papas como un texto falso elaborado tres siglos después de la muerte del supuesto autor. Otros especialistas, opuestamente, se decantan por su autenticidad. Al margen de esta controversia, un hecho harto evidente es que San Bernardo no solamente fue amigo de Malaquías sino también su mentor y su valedor ante los recelos de Roma frente al profeta irlandés.

La profunda renovación que experimentó la Iglesia medieval es sin duda alguna obra de San Bernardo de Clairveaux. Pero un dato que suele escamotearse es que Bernardo fue también el fundador secreto del Temple y su animador en la sombra. Y, quizás el dato más trascendental es que tras el exterminio de la Orden del Temple, los escritos de Malaquías, auténticos o no, fueron sabiamente administrados por el Priorato de Sión (continuador de los designios del Temple) para la consecución de sus fines políticos y económicos. De acuerdo a los investigadores, teólogos y estudiosos de los evangelios, las frases de las profecías de Malaquías ofrecen la “naturaleza, nombre, destino y cota de armas” de toda la sucesión de papas, y culmina con el nombramiento del 268º papa.

Gloria Olivae le cede el puesto a Petrus Romanus

De forma siniestra, la profecía describe al último pontífice de la Iglesia Católica como testigo de la nueva era, y uno que conocerá grandes dificultades y destrucción:

 “In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.” 

Lo que en español significa:

“Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.” 

~Profecía de los Papas , atribuida a San Malaquías circa  1139 d.C. 

Dentro del Libro de las Revelaciones, también conocido como El Apocalipsis de Juan, hay referencias a la destrucción de la Ciudad de las Siete Colinas (Roma) y los muchos juicios que tendrá que enfrentar la humanidad -el éxtasis, el surgimiento del Anticristo, siete años de tribulaciones, y el final de los tiempos. Baste con decir que, si la profecía es precisa, entonces el mundo pronto se verá envuelto en una batalla entre el bien y el mal.


El advenimiento del Anticristo

La idea de algunos católicos sobre el próximo Papa en la lista de heraldos de San Malaquías, es que comienza con una “gran apostasía” seguida de una “gran tribulación”, lo que planta el escenario de inminentes eventos apocalípticos, algo con lo que muchos no-católicos están de acuerdo. Estos hechos darán paso a un falso profeta, quien de acuerdo al Libro de las Revelaciones, llevará a las comunidades religiosas del mundo a adoptar a un nuevo líder político conocido como el Anticristo. A través de la historia, muchos sacerdotes católicos -algunos ya fallecidos- han expresado su preocupación de lo que piensan es un peligro inevitable surgiendo desde los altos rangos del Catolicismo como resultado de influencias “Illuminati-Masónicas”. Estos sacerdotes dicen tener conocimiento sobre una poderosa élite multinacional y jerarquías ocultas operando en el trasfondo de todo valiéndose de maquinaciones supernaturales y políticas.

Entre estas sociedades secretas estarían infiltrados siniestros en la Iglesia Católica que pretenderían controlar el futuro global de los asuntos de la Iglesia y el Estado, a sabiendas que la Iglesia Católica representa 1/6 de la población mundial y cerca de la mitad de todos los Cristianos. Para esto habrían elaborado un plan llamado “Alta Vendita“, mediante el cual se harían con el control de Papado y ayudarían al Falso Profeta a engañar la fe del mundo (incluyendo Católicos) para que adorasen al Anticristo.


 La profecía comienza en 1143 con la elección del Papa Celestino II, quien es descrito en latín como “Ex caſtro Tiberis” o “Del castillo del Tiber”. Celestino II nació en Italia central en una ciudad que se asienta sobre las orillas del río Tiber. El Papa Juan Pablo II es nombrado como “De labore solis” o “De la labor del Sol”, y es el único pontífice que nació en el día de un eclipse y fue enterrado en otro día de igual características. Y hay más paralelismos igualmente de asombrosos entre profecía y papa, que ayudan indudablemente a darle credibilidad a la profecía.

En su última predicción, a pesar que la profecía se refiere a Petrus Romanus como el pastor que alimentará al rebaño, quizás no se refiera necesariamente a que el Papa estará del lado de la gente, o siquiera de Dios. De acuerdo a Thomas Horn, el autor de Petrus Romanus: El Último Papa está Aquí, el último papa no es el anticristo, pero sí podría ser el falso profeta que lo ayudará a erigirse. Sean solo curiosas coincidencias, maquinaciones de las mentes de los hombres, o predicciones futuristas provenientes de planos más allá de nuestro mundo, los escritos de San Malaquías han llamado la atención de los más altos rangos del Vaticano por siglos, e incluso hasta influenciado sus decisiones.

FUENTE: https://mysteryplanet.com.ar

jueves, 7 de mayo de 2020

LOS ÁNGELES CAÍDOS


Los ángeles son seres creados usados por Dios como mensajeros, guerreros y siervos. La palabra “ángel” viene de la palabra Griega “angelos” la cual significa mensajero. Los ángeles son seres espirituales sin cuerpos de carne y huesos, aun cuando ellos, aparentemente, tienen la habilidad de aparecer en forma humana (Gn 19:1-22). Los ángeles cumplen muchas funciones. Ellos alaban a Dios (Sal 103:20), sirven como mensajeros al mundo (Lc 1:11-20, 26-38; Lc 2:9-14), están sobre el pueblo de Dios (Sal 91:11-12) y algunas veces son usados como instrumentos del juicio de Dios (Mt 13:49-50).

En el cristianismo, un ángel caído es un ángel que ha sido expulsado del cielo por desobedecer o rebelarse contra los mandatos de Dios. Según ésta traición son ángeles caídos:

  • Grigori
  • Lucifer
  • Lilith
  • Mefistófeles
  • Semyazza
  • Belial


El término traducido como "Lucifer" significa "Reluciente", "Brillante", "Portador de la luz". Pero desde que se puso en contra de Dios, se cree que se le cambió el nombre a Satanás o Satán, aunque este nombre significa "oponente", "opositor", "adversario", "acusador". Existe también la denominación de Luzbel que significa "Luz Bella". Pero su nombre más común es Diablo.

El libro del Génesis lo muestra como la serpiente que engaña a los humanos incitándolos a que no sigan los preceptos establecidos por el Creador, para poder así llegar a “ser como dioses”.

En el Capítulo 12 -versículos 9 y 11- el libro Apocalipsis indica que a causa “del sacrificio de Cristo y la fidelidad de sus seguidores”, se logró que el diablo y los demás ángeles rebeldes fueran confinados a Tierra definitivamente, esta vez sin posibilidad de retorno: el versículo 8 dice ...no quedó ya lugar en el cielo para ellos. El Arcángel Miguel es el encargado de expulsar del cielo a Satanás y la parte de ángeles rebeldes que arrastró consigo (Ap. 12:4), por lo cual se lo reconoce como Ángel caído.


Los católicos en su catecismo, en el numeral 391 consideran que "El Diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a si mismos malos", y en el numeral 392 del mismo catecismo que "esta caída consiste en la elección libre de estos espíritus que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y a su Reino". Es decir que para los católicos, Lucifer se condenó a sí mismo eligiendo voluntariamente el mal, y las decisiones de los ángeles sean buenos o malos son irrevocables según el numeral 393 del mismo catecismo.

FUENTES: https://es.wikipedia.org   http://www.miapic.com/

miércoles, 6 de mayo de 2020

¿Cuál es el origen del extraño sonido de "trompeta" en el cielo?


No se trata del apocalipsis o una invasión extraterrestre. Conoce lo que explica la ciencia 

En diversas partes del mundo se han registrado extraños sonidos provenientes del cielo que se asemejan al ruido de las naves de La guerra de los mundos o incluso a trompetas.
Algunos portales señalan que estos podrían marcar el inicio del apocalipsis o incluso una "alarma" que indica que habrá tsunami, pero ¿qué de esto es cierto?

Según el portal de BBC, estos sonidos son totalmente naturales y se han escuchado durante siglos en todo el mundo. Se trata de cielomotos o "terremotos del cielo" y son provocados por diversas razones.


De acuerdo con el científico David Hill del Servicio Geológico de Estados Unidos, estos sonidos son generados en su mayoría por terremotos, por olas que golpean con fuerza los acantilados e incluso por la caída de un meteorito.

Explican que en el caso de las regiones costeras, este ruido puede ser resultado del metano que se desprende del océano.


Además, señalan que en ocasiones el cielomoto va acompañado de tsunamis y bolas de fuego.

Una hipótesis que señala el portal Daily Mail, es que este "terremoto del cielo" podría originarse por aviones supersónicos.

Este estruendo no es nada "del otro mundo", es un sonido más de la naturaleza


La intensificación de los procesos de energía en el núcleo de la Tierra son capaces de modular el campo geomagnético que, a través de una cadena de procesos físicos en el límite de la ionosfera y la atmósfera, genera ondas acústica gravitatorias audibles, las cuales han sido escuchadas por la gente en la forma de alarmantes sonidos de baja frecuencia en diferentes partes de nuestro planeta.

En ambos casos, aunque las causas de la acústica de las ondas de gravedad son de naturaleza geofísica un poco incomprensible, son indicativos del importante aumento previsto de la actividad solar y la actividad geodinámica de nuestro planeta.

FUENTES: https://ellosviven.wordpress.com   http://archivo.eluniversal.com.mx

martes, 5 de mayo de 2020

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALÍPSIS


Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en caballos blanco, rojo, negro y uno bayo. Según la exégesis representan y son alegorías de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.

Los cuatro jinetes son descripciones simbólicas de diferentes eventos que tendrán lugar al final de los tiempos. El primer jinete es mencionado en Apocalipsis 6:2, “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.

Aunque los jinetes aparecen brevemente en el libro, su importancia radica en la cantidad de representaciones artísticas y generalmente en la influencia que tuvieron sobre la cultura occidental.


La imagen de caballos viene desde el libro de Zacarias, en donde se establece que son enviados por Dios. Montando cada uno un caballo con un color característico, estos jinetes llevan plagas a toda la humanidad (recordando que el número 4 representa a toda la Creación, por lo que las plagas se extenderían entonces por toda la Tierra). Recordando el significado de los colores, la interpretación más común de lo que cada jinete representa sería la siguiente:

- Caballo rojo, representa la sangre y la guerra.
- Caballo negro, representa el hambre.
- Caballo verde o amarillento, representa la muerte, o para otros la enfermedad.
- Caballo blanco, representa para algunos la muerte, por el hecho de que vence siempre, pero para otros, por el color, por el hecho de que porta una corona y por el hecho de que los cristianos no creen que la muerte sea invencible, representaría más bien a Cristo (o a un jinete en su representación), haciendo referencia también a Ap 19:11-21, donde vuelve a aparecer el caballo blanco, con Cristo montándolo. (Prévost 2001: 38; Vanni, 1982: 53-54)
Los cuatro jinetes del Apocalipsis están descritos en el capítulo 6 de este libro, versos 1-8. Allí se describe que, después de tomar el rollo de Dios y de ser adorado por toda la creación, el Cordero abre los siete sellos para revelar su contenido.

Los sellos, como las trompetas, están en un grupo de cuatro, dos y uno. La apertura de los primeros cuatro sellos es presentada por cada uno de los cuatro seres vivientes por turno.


Cada uno de los cuatro seres vivientes revela un jinete: los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

El primer jinete es mencionado en Apocalipsis 6:2, “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.” El primer jinete parece referirse al anticristo, a quien le será dada autoridad y conquistará a todos los que se opongan a él. El anticristo es el falso imitador del verdadero Cristo, quien regresará en un caballo blanco (Apocalipsis 19:11-16).

El segundo jinete se describe en Apocalipsis 6:4, “Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.” El segundo jinete podría referirse a una terrible guerra que ocurrirá al final de los tiempos.


El tercer jinete es descrito en Apocalipsis 6:5-6, “… he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.”

El tercer jinete se refiere a una gran hambruna que tendrá lugar, probablemente como resultado de las guerras producidas por el segundo jinete. La comida escaseará, pero los lujos tales como el vino y el aceite aún estarán disponibles.


El cuarto jinete es mencionado en Apocalipsis 6:8, “Miré, y he aquí un caballo amarillo y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.”

El cuarto jinete es el símbolo de la muerte y devastación. Parece ser una combinación de los jinetes previos. El cuarto jinete traerá más guerra y terribles hambrunas junto con terribles plagas y enfermedades. Lo que es más asombroso, o quizá terrorífico, es que los cuarto jinetes del Apocalipsis, solo son “precursores” de juicios aún peores que ocurrirán posteriormente en la Tribulación (Apocalipsis capítulos 8-9 y 16).

FUENTES: https://es.wikipedia.org  http://www.taringa.net/