“Si un extranjero llega a su tierra inmediatamente lo matan y acto seguido se lo comen”, dicen que escribió Marco Polo sobre la extraña tribu que habita Sentinel del Norte, la misteriosa isla en medio del Índico, que nadie osa pisar.
Sentinel del Norte tiene sólo una extensión de 72 kilómetros cuadrados yestá poblada desde hace 60.000 años por una misteriosa tribu que prefiere no tener contacto con el mundo exterior para preservar su pureza y sus costumbres.
Según publicó el Daily Mail en un reportaje, no es buena idea acercarse.
Se sabe muy poco sobre sus habitantes y el lugar que ocupan: qué idioma hablan, cuántos hay, qué rituales llevan a cabo.
Tras el terrible tsunami de 2004, aviones y helicópteros sobrevolaron Sentinel del Norte para comprobar si la catástrofe había afectado a sus habitantes. La exploración fue tan superficial que no fue posible extraer muchas conclusiones, pero sí se confirmó que continúa habiendo vida humana.
La “tribu perdida”, los llamó el diario Daily Mail, en un reportaje reciente, sobre los violentos habitantes de Sentinel.
Los indígenas no quieren ni han tenido contacto con otras civilizaciones. Apuntan sus lanzas y arrojan piedras a cualquier avión que se aproxime. Y al parecer los visitantes no deseados pasan a mejor vida.
Sentinel del Norte, en la Bahía de Bengala, pertenece a la India. tiene sólo una extensión de 72 kilómetros cuadrados y está poblada desde hace 60.000 años por esta misteriosa tribu, que mantiene su pureza y sus costumbres de la Edad de Piedra.
Rara vez fueron fotografiados, aunque existen algunas imágenes de mala calidad de los 90s. También se sabe que sobrevivieron al tsunami de 2004.
El gobierno indio desistió de entrar en contacto con ellos y se limitó a establecer una zona de exclusión de tres millas alrededor de Sentimel.
Siempre medio la violencia cuando interactuaron con extranjeros. Van armados con armas caseras y jabalinas. Son de piel negra y van prácticamente desnudos. Viven de la pesca y de la tierra. En qué lengua hablan y qué estructura social tienen, es otro misterio.
La ONG Survival International, que defiende los derechos de las tribus, los describe como la “sociedad más vulnerable del planeta”, ya que -debido a su total aislamiento- sus cuerpos no son inmunes a las enfermedades. Una gripe puede ser letal.
El director de Survival International, Stephen Corry dijo que “las tribus del archipiélago de Andaman fueron exterminados por las enfermedades que trajeron los británicos en el 1800”. Y que “la única manera de impedir la aniquilación de la tribu de Sentinel del Norte es protegiéndola de los extranjeros”.
Su hostilidad hacia el mundo exterior les ha salvado la vida y es un reflejo de conflictos pasados. “El mundo exterior solo les ha traido violencia y desprecio”, dicen en Survival.
Oficialmente su administración depende de la India, pero hace mucho tiempo que las autoridades de este país no quieren saber nada del lugar. Además, se creó una zona de exclusión de tres millas alrededor de la isla para evitar incidentes debido a las hostilidades.
El último incidente tuvo lugar en 2006, cuando mataron a dos pescadores ilegales que se aventuraron conscientes de la riqueza de sus aguas.
Sus habitantes rara vez pueden ser fotografiados de cerca y casi nunca vistos en ningún video. La mayoría de las imágenes que existen son de mala calidad.
Se cree que los indígenas, conocidos como “la tribu que vive en la Edad de Piedra”, sobreviven de la tierra y de la pesca.
Esta foto fue tomada desde el helicóptero de la guardia costera india. en ella podemos ver el barco de los desafortunados pescadores que tuvieron el infortunio de encontrarse cara a cara con una tribu pre-neolítica que ha resistido prácticamente cualquier contacto con el mundo moderno. © Guardia Costera India
Resulta casi imposible creer que aún existan lugares poco o nada explorados en nuestro planeta. Y aún resulta más increíble, si cabe, saber que en alguno de esos lugares, todavía existan pueblos que no han tenido contacto con la civilización y que cualquier intento de contacto con ellos termina irremediablemente en una rápida huída, a no ser que quieras regresar a casa con cientos de flechas atravesando tu cuerpo -si es que logras regresar. Supongo que los tripulantes del carguero de Hong Kong, de nombre “Primrose” pensaron que habían llegado a la isla de King Kong tras haber quedado encallado su barco en un atolón de coral en un lugar indeterminado de la bahía de Bengala.
Aquellos marineros podían haber abandonado el buque mientras esperaban ayuda, pues desde donde se hallaba el “Primrose” hasta la playa, tras cual se distinguía una densa selva, no habría más de 500 o 1000 metros. Pero al ser la época de los monzones no quisieron arriesgarse a ser sorprendidos por una de las violentas y repentinas tormentas precisamente mientras realizaban la maniobra de evacuación hacia la que parecía ser una tranquila y deshabitada playa. Unos días después de haber encallado, aquellos náufragos, observaron con estupor como un grupo de aproximadamente unos 50 hombres de corta estatura, se afanaban en construir unas rudimentarias barcas con la inequívoca intención de acercarse hasta el barco. Hasta ahí todo bien. El dato poco tranquilizador era contemplarlos armados con lanzas y arcos y haciendo gestos y aspavientos que indicaban con claridad que aquellos visitantes forzosos no eran en absoluto bien recibidos. Alertada la tripulación, el capitán del “Primrose” creyó prudente alertar por radio de la posible amenaza de recibir una inminente visita hostil a bordo , con el consiguiente resultado de verse forzados a mantener un enfrentamiento armado con aquellos misteriosos hombrecillos enojados, con lo que un helicóptero se aproximó hasta el lugar para recogerlos y trasladarlos a un puerto seguro.
La decisión de llamar a un helicóptero para ser rescatados de aquel lugar seguramente sirvió para que aquellos hombres pudieran contar su percance. Muy pocos visitantes han puesto los pies en la isla sin salir huyendo inmediatamente. Los nativos, Sentineleses –francamente, no se me ocurre otro gentilicio-, se han llevado por delante sin el más mínimo recato, a pescadores extraviados, a algún que otro periodista, antropólogos e incluso a algún oficial del gobierno de la India. En fin, un pueblo indómito y vistas sus reacciones ante los extraños, desconfiados.
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