jueves, 31 de agosto de 2017

Huespedes del mas allá.


Un hotel muy reconocido en nuestros días, en tiempo pasado fue victima de un desastre natural, como lo es un terremoto y mucha gente quedo sepultada ahí, se dice que desde que paso eso, las personas que quedaron ahí, se aparecen asustando a los huéspedes.

Los lamentos de esas almas en pena, se escuchan por doquier, asustando a muchas personas, haciendo de ese sitio un lugar escalofriante, y reconocido por todos los amantes de situaciones paranormales y por los escépticos que no creen en nada.

Situaciones en las que la temperatura baja sin motivo aparente, cosas que cambian de lugar, sombras de personas que se mueven en el lugar, son los hechos que suceden en ese hotel tan reconocido.


Esperamos que esas almas en pena, logren en algún momento, ver la luz y dejar de penar, que logren el descanso eterno, para que sus almas dejen de purgar.

Y así ese hotel vuelva a dar lo que todos los huéspedes, buscan cuando se hospedan en las habitaciones, que es la paz espiritual.

FUENTE: https://www.leyendasdeterror.mx

miércoles, 30 de agosto de 2017

Vanessa


Una noche de verano en la que estaba sola, cuatro golpes secos sonaron a su puerta. Vanessa creyó que se trataba de algún amigo con el que salir a tomarse una copa, pero se trataba de una niña de alrededor de siete años.

La niña, de hermosos tirabuzones rubios y grandes ojos castaños miró a Vanessa y le dijo que se había perdido. Vanessa le dejó entrar, le preparó un vaso de leche y le dijo que iban a ir a la policía. Verónica le rogó que no lo hiciera esa noche pues tenía mucho sueño y quería dormir. Vanessa accedió y le preparó la cama. Por la mañana temprano cuando Vanessa iba a llevarla a la policía, entró en el cuarto y vio que la niña, llamada Verónica, no estaba.


Un año después en idéntica situación, la niña volvió a aparecer. Parecía que no había crecido nada. De nuevo Vanessa le preparó la cena y le dejó dormir pero al día siguiente Verónica volvió a desaparecer sin dejar rastro. Vanessa fue a la policía y dio todos los datos de la chiquilla pero no se habían producido denuncias ni nadie había reclamado una desaparición. Tras dar muchas vueltas, Vanessa llegó al Hospital de San Prudencio. Un hospicio para niños y niñas huérfanos. Allí la madre Sonsoles, le explicó que no tenían ninguna niña de esas características. Justo cuando se disponía a salir Vanessa del lugar, otra monja llegó con un calendario de dos cursos atrás. Allí estaba la foto de Verónica, tal y como Vanessa le había visto. - Sí ¡es ella! - gritó. Las dos monjas se miraron extrañadas - Verónica murió hace dos años.

Aquella noche, cuatro golpes secos sonaron en la puerta de Vanessa. La muchacha observó por la mirilla de la puerta. Allí estaba de nuevo Verónica, con los brazos cruzados y cara de enfadada. - Has tardado mucho en abrirme, tengo hambre y sueño - dijo la niña.
Vanessa aterrada preparó todo como lo había hecho habitualmente.
Cuando acostó a Verónica no pudo soportar el terror y entró despacio a su habitación. La niña estaba totalmente arropada. Vanessa retiró la sábana y bajo ella, como un suspiró pareció desvanecerse un cuerpecito en una nube. Sobre la almohada, con letra infantil y varias faltas había una nota Gracias por la leche y los dulces, ahora tengo que irme a llevar al infierno a las otras tres chicas que no me dejaron entrar a sus casas

FUENTE: http://tushistoriasdeterror.blogspot.mx

martes, 29 de agosto de 2017

La enfermera degollada.


Hace ya unos años, una mujer residente en la zona mexicana de Veracruz tuvo una vivencia realmente incomoda y estremecedora. Se trataba de una mujer que habitaba una pequeña casa con su hija y marido, una familia sencilla e incansables trabajadores.

Una determinada noche, la mujer comenzó a tener recurrentes pesadillas, sueños en los cuales presenciaba terribles asesinatos y presentaban detalles tan realistas que esto comenzó a afectar a su vida cotidiana. Muchas veces la mujer prefería no dormir para evitar estos malos sueños, acarreando así un malestar corporal general y una marcada falta de concentración en el trabajo.

Finalmente, y posteriormente a haber acudido a un analista, la mujer logro conciliar el sueño nuevamente. En este sueño no tuvo la desgracia de presenciar ningún tipo de atrocidad, aunque se vio transportada hacia un solitario y frío pasillo de hospital, en dónde lo único que podía dilucidar fue la presencia de una enfermera abocada a sus tareas.


Tal y como sucedió con los anteriores sueños, este también comenzó a reproducirse una y otra vez noche tras noche, observando a esta enfermera cada vez más cerca. La mujer pensó que quizás se trataba de algún mensaje, por lo cual decidió entablar una conversación con esta enfermera durante el sueño, desconociendo realmente si esto podría ser posible.

Una vez conciliado el sueño de esa noche, entablar la conversación con esta enfermera fue mucho más sencillo de lo que se pensó con antelación. Realmente no se trataba de un diálogo, sino de un monólogo por parte de esta enfermera, un macabro monólogo por cierto.

La enfermera se encargó de advertir a la mujer sobre unos maleantes que habrían estado merodeando por su casa durante las últimas semanas, estos habían estudiado ya los horarios de trabajo de la familia y su objetivo era causar un enorme daño a su pequeña hija.

La presencia de estos maleantes era real, la enfermera del sueño lo sabía muy bien, ella había resultado violada y asesinada por estos mismos sujetos un año atrás. Se trataba de una vecina de la familia que durante su camino de vuelta a casa se encontró con una dolorosa muerte, un cuchillo en su cuello determinó su trágico final.

FUENTE: https://www.leyendasdeterror.mx/

lunes, 28 de agosto de 2017

Accidente fatal


Una vez estábamos en casa, repentinamente comenzaron a escucharse ruidos, portazos, se quebraron varios vasos solos...creí que era mi esposo tratando de jugarme una broma, y pensé, no me la hace, lo voy a asustar yo!, me escondí detrás de una cortina, clarito, y se los juro que vi la sombra que paso, de hecho era el mismo aroma de su perfume, abrí repentinamente la cortina y le grite para asustarlo, pero no había nadie....y patas para que son!


Corrí y me salí para afuera de la casa, asustada, pensando miles de tonterías, no me di cuenta del tiempo, pero de repente llego mi suegro y me pregunto qué estaba haciendo afuera, le conté lo sucedido, el entro a revisar la casa y no encontró nada, ningún ruido, ni nada, lo único que vio fueron los vasos rotos y unos vidrios quebrados de una ventana, estaba llorando de miedo, me dijo que no pasaba nada, que posiblemente mi esposo trato de avisarme de algo, porque a ellos en su casa le hablaron desde muy temprano, en la mañana, porque había sufrido un accidente en auto, fuimos al hospital, y lo vi, ya despierto, estaba chillando de miedo, de alegría de verlo vivo, de muchas cosas, le conté lo que me había pasado, y el me dijo que cuando estaba dormido o inconsciente, había estado una persona ahí que le decía que iba a destruirnos, que ya había empezado a romper cosas de la cocina, el no se asusto, quería verle la cara y cuando logro verla dijo que se trataba de un muchacho que había muerto, para su sorpresa, fue el que tuvo el accidente con el, donde él se estrello contra mi esposo y prenso a mi esposo, tardamos mucho para olvidar esto, pues dormíamos con miedo, y durante varias veces fue un sacerdote a bendecirnos la casa, cuando fuimos a buscarle para que volviera a ir, nos dijo otro sacerdote que el padre había fallecido extrañamente, porque se había caído y se había fracturado el cráneo, desde esa ocasión decidimos cambiarnos de casa, es fecha que no la podemos vender, ni la hemos podido rentar....

FUENTE: http://tushistoriasdeterror.blogspot.mx

viernes, 25 de agosto de 2017

Gota a gota.


Corría la década de los 60 y La Eliana, un pueblo en las afueras de Valencia, todavía vivía de la agricultura, sobre todo de los cítricos. Dentro de los quinientos habitantes estaba la familia González, la única que vivía en las afueras del pueblo, y lo hacía en una enorme mansión con una decoración exquisita , unos jardines gigantescos y un muro rodeándolo todo, y es que en el pasado había pertenecido a los Duques de Flores.

Joaquín González era el cabeza de familia, un hombre de negocios cuya esposa era una aristócrata valenciana muy hermosa, Patricia González, madre de cuatro criaturas, y convivían con el servicio, compuesto por una niñera, dos cocineras, otras dos mujeres ayudantes en faenas del hogar y varios jardineros. Una gran familia feliz que además mantenía una cordial relación con los vecinos ya que siempre aportaban una gran cantidad de dinero en las fiestas.

Llegó la Navidad con todo decorado y mucha felicidad, hasta que en Noche Vieja, con todo el personal de vacaciones y los señores González en una fiesta en la que habría baile toda la noche, la niñera se quedó sola con los cuatro niños que tenían entre cuatro meses del pequeño José y cinco años de la mayor, Amparo. Unos antes y otros tras contarles un cuento, todos cayeron rendidos y Sari, que así se llamaba la niñera, cogió algo de comer de la cocina y se dirigió con ello al salón en medio del silencio sepulcral de la gran mansión.


El sonido incesante del teléfono le despertó, se había quedado dormida en el sofá, pasaron unos segundos hasta recordar que estaba en la mansión de los González. Descolgó el teléfono pero al otro lado no se escuchaba nada. Buenas noches, casa de los González, ¿hay alguien ahí?, insistió varias veces pero nadie contestó… y colgó. Fue a la cocina a dejar las cosas que había usado y mientras fregaba volvió a sonar el teléfono…- ¿diga, diga?- , de nuevo nadie contestaba y la comunicación se cortó.

Sari pensó que sería un fallo de la central, pero al instante volvió a sonar. Lo cogió e insistió en preguntar si había alguien al otro lado pero aunque nadie contestó esta vez sí que escuchó algo diferente al silencio de las anteriores llamadas, sonaba como un goteo, era todo muy raro –cloc, cloc…-. La niñera preocupada optó por llamar a la policía, pero cuál fue su sorpresa que al descolgar el teléfono para llamarles volvió a escuchar ese goteo. Asustada soltó el auricular y se echó atrás, pues estaba muerta de miedo y no entendía qué estaba pasando. Fue hacia el otro teléfono de la casa en el salón principal y cuando se acercaba a él empezó a sonar. Tras titubear unos segundos lo cogió aterrada de lo que podía escuchar y efectivamente, -cloc, cloc…- así que tiró el teléfono rabiosa y asustadisima mientras gritaba de lejos: “¿quién es?, ¿qué es lo que quiere?”.


Se llenó de valor para colgarlo entre sollozos pero éste sonaba y sonaba sin parar, así que decidió despertar a los niños e irse al pueblo en busca de sus padres y de la policía… pero al abrir la habitación los niños no estaban, tampoco las niñas estaban en la suya, entró en pánico y todo ello sin dejar de escuchar el timbre del teléfono. Tras recorrer cada centímetro de la mansión buscando a los niños sin éxito cayó en la cuenta de que le faltaba el ala oeste del caserón, la parte destinada al personal que trabajaba para los González, asi que cogió la llave maestra para entrar en esa parte privada de los trabajadores y aunque en las habitaciones no encontró nada fue cuando entró en el baño del servicio bruscamente cuando los contempló. Allí estaban, apilados unos encima de otros dentro de la bañera vacía, habían sido degollados y metidos allí dentro. La cabeza de la mayor, Amparo, sobresalía de la bañera mientras un ligero chorro de sangre que recorría el borde de la bañera y caía justo sobre el auricular descolgado de un teléfono que allí había produciendo sin parar un goteo –cloc, cloc…-, el goteo.

Nunca se supo quién fue el culpable y todavía hoy algunos sufren escalofríos cuando pasan cerca de la mansión al recordar la historia. Sari, que al parecer no dejaba de escuchar las gotas de sangre que caían sobre el teléfono incluso cuando dormía, recibió ayuda psicológica durante años hasta que a finales de los setenta se quitó la vida tirándose desde un octavo piso.

La casa quedó deshabitada desde entonces pues los González se mudaron a Valencia y nadie quiso comprarla después de los atroces hechos que en ella ocurrieron.

FUENTE: http://www.mitosdeterror.com

jueves, 24 de agosto de 2017

Muerto el perro…


Había pocas cosas en la vida de las que Elena estaba segura, sin embargo de nada estaba más convencida que de su profundo odio por su madre. Solo pensar en esa mujer, que supuestamente debía significar el mundo para ella, le producía jaqueca y una sensación de cólera que tardaba minutos, casi horas, en calmarse.

Quizás no era para menos. La madre de Elena era una persona desagradable, de lengua hiriente y a quien le importaba poco otra persona que no fuese ella misma… aunque clamara que su amor por su hija era el más grande de todos. Pero además de esto la mujer tenía un demonio
propio que la convertía en un ser torpe y agresivo, que se apoderaba de su cuerpo y de su mente en las situaciones más diversas y que venía envasado en una botella de vidrio. Botella que, tras treinta minutos de abierta, era reemplazada por otra y luego por otra.

Elena ya no podía llevar la cuenta de la cantidad de veces que tuvo que correr al médico porque su madre había bebido unas botellas de más que la llevaron a abrirse la cabeza contra algún mueble, la cantidad de noches que durmió con un bate bajo la cama para protegerse si era necesario, la cantidad de insultos que tuvo que escuchar. Con diecisiete años recién cumplidos la chica había vivido más de lo que a ella le hubiese gustado vivir. Su padre había muerto en un accidente de tránsito hacía ya cinco años y Elena se sentía completamente sola. Sentía como si el peso del mundo recayese sobre sus débiles hombros.


Acostada sobre su colchón y mirando hacia el techo taciturnamente, cada noche pensaba en encontrar una salida de aquel laberinto. Fabulaba fantasías prohibidas de pequeñas dosis de cianuro que accidentalmente se mezclaban con el champagne, pantuflas que se enredaban en las escaleras, tuberías de gas que eventualmente desarrollaban pérdidas y cigarrillos encendidos que las descubrían. Pensamientos que nunca quedaban más que en su mente y eran borrados por el sonido sordo de una silla que se golpeaba, un vaso que se caía, o gritos incomprensibles que salían de esa lengua trabada y pastosa que aparece después de la cuarta copa. Las lágrimas no dejaban de caer de los ojos de Elena, dejando su blanco cutis ardido y enrojecido, mientras las manos comenzaban a temblarle y un monstruo violento y voraz golpeaba su pecho intentando salir. “Acá vamos de nuevo” pensaba entre sollozos mientras echaba llave a su cuarto y se ponía sus auriculares para acallar el sonido. Si había algo que Elena odiaba además de a su madre, era su vida.

Luego de una hora, por lo general, el ruido cesaba y entonces ella bajaba a ver los daños: un plato roto, un televisor tumbado, una alfombra vomitada… eran los favoritos de su madre. Pero la imprudente mujer nunca recibía heridas serias. “Años y años te esperan de lo mismo” pensaba para sí misma la cansada adolescente, cuyo rostro ya comenzaba a mostrar el castigo del estilo de vida que su progenitora había escogido para ella.


Una fría noche de Julio, Elena hacía su habitual recorrido por los pasillos de la casa en busca del saldo de destrozos de la noche. Cuando llegó a la cocina su corazón dio un tumbo y comenzó a galopar en su pecho. Allí estaba su madre, inerte en el suelo, descansando en un charco de sangre. “Muerto el perro se acabó la rabia” pensó y esbozó una pequeña sonrisa. Con una sensación que le pareció eufórica, se acercó corriendo hacia la mujer y le tomó el pulso. Normal. Solo tenía una herida superficial en la cabeza… de esas que sangran demasiado para el tamaño que tienen. Sintió desilusión. Sí, ese sentimiento era desilusión, no había la menor duda sobre eso.

“Muerto el perro, se acabó la rabia”, volvió a pensar mientras se retiraba. La solución ya era ineludible… su madre no moriría sola y ella no quería vivir una vida donde tuviese que hacerse cargo de ese pesado bulto que olía a whisky barato.

No se detuvo a pensarlo. Solo iba a esperar que su madre estuviese despierta y sobria. Quería que tuviese el nivel de consciencia suficiente como para entender qué ocurría y por qué era su culpa lo que estaba pasando.

Esa noche no durmió. Su cuerpo se estremecía de gozo al pensar que pronto todo su sufrimiento terminaría.


El sol salió, y ella se preparó para la acción. Tomó el bate oxidado que guardaba bajo su cama y se sentó a esperar el sonido de la cafetera poniéndose en marcha. Su estomago empezó a darle golpes de excitación cuando por fin escuchó el crujir de los granos de café que se molían… “Yo te quitaré la resaca, no te preocupes”, pensó mientras sonreía.

Caminó lentamente, saboreando cada macabro instante. Llegó a la cocina y entró. Su madre, que se dio vuelta a saludarla cuando escuchó sus pasos, la miró asustada y ahogó un grito en cuanto su hija alzó el bate por sobre su cabeza.

Elena descargó el bate contra la piel y sintió cómo los huesos crujían y se rompían. Lo levantó y lo volvió a bajar con una fuerza sobrehumana, una y otra vez, sobre cuanto lugar pudo. Las piernas y los hombros eran los lugares a los que menos le costaba atinarle. El placer era inmenso, sentía como si sus problemas se enjuagaran en una catarata de sangre. Los gritos y plegarias de su madre eran cada vez más fuertes. Golpeó la cabeza y la abrió, pudo sentir los sesos derramándose en sus manos. La sangre le empapó el rostro y ella se relamió con macabro regocijo. Siguió golpeando brutalmente hasta que dejó de escuchar los gritos. Allí en el charco de sangre, abatida por la emoción, se dejó caer, exhausta.

Cuando los oficiales de policía llegaron a la escena se llevaron una desagradable sorpresa. Arrestaron inmediatamente a la mujer con síntomas de ebriedad y largo historial clínico, negándose a creer sus disparatadas excusas. Después de todo, ¿quién sería capaz de apalearse a sí mismo hasta la muerte?

FUENTE: http://tushistoriasdeterror.blogspot.mx

miércoles, 23 de agosto de 2017

La Chica Que Pisó Una Tumba


Un grupo de amigos entre bromas y alcohol comienzan a contar historias de terror. Uno de ellos reta al resto a pisar una tumba en un cementerio cercano. Según cuenta la leyenda si lo haces el muerto te agarrará y llevará con él…

Una noche, unos chicos celebraban una fiesta en un parque, entre risas y alcohol comenzaron a contar historias de terror. En la misma calle, había un cementerio y uno de ellos comentó lo mucho que le aterraba pasar por allí. Aprovechándose del miedo de su amigo otro de los jóvenes advirtió al resto con la siguiente frase:

– No se os ocurra nunca pisar sobre una tumba cuando se ha puesto el sol. Si lo haces, el muerto te agarra y te mete dentro.

– Mentira – replicó Alexandra – Eso son sólo supersticiones.

– Si tan valiente te crees ¿por qué no nos lo demuestras? Te daré 10 euros si te atreves, apostó el chico.

– A mí no me dan miedo las tumbas ni los muertos, respondió ella. Si quieres te lo demuestro ahora mismo.


El chico le tendió su navaja. Clava esta navaja en una de las sepulturas le dijo. Así sabremos que has estado allí. Sin dudarlo Alexandra cogió la navaja y se dirigió con paso firme al campo santo bajo la mirada atónita de sus amigos.

El cementerio estaba lleno de sombras y había un silencio sepulcral y sin quererlo el miedo se fue adueñando de la chica que con cada paso sentía cientos de ojos vigilarla y un aliento helado en la nuca.

– “No hay nada que temer”, se repetía Alexandra para tratar de calmarse a si misma.

Escogió una tumba y pisó sobre ella. Después se agachó rápidamente, clavó en el suelo la navaja y se dispuso a marcharse. Pero no pudo. ¡Algo la retenía! Lo intentó de nuevo, pero seguía sin poder moverse. Estaba aterrada.

– ¡Alguien me sujeta! gritó, y cayó al suelo.

Al ver que no regresaba, los chicos fueron en su busca. Encontraron su cuerpo tumbado sobre la sepultura, fría, rígida y con la cara totalmente desencajada del miedo. Sin darse cuenta, Alexandra se había enganchado la falda con la navaja al clavarla en el suelo. Era la navaja lo que la retenía y ella había muerto de miedo tras sufrir un ataque al corazón.

FUENTE: http://www.leyendas-urbanas.com

martes, 22 de agosto de 2017

Escape del manicomio.


Un matrimonio joven, de recién casados, viaja por el norte de España en su Luna de Miel y hacen turismo por diferentes zonas rurales de Cantabria, Asturias y Galicia. Mientras conducen de noche, con lluvia incluso, por una carretera de montaña en la que no pasa ni un alma, el auto tiene un problema y se quedan parados en mitad de la nada. Como es muy tarde y no pasa ningún coche, el chico decide ir en busca de una gasolinera para llamar por teléfono a la grúa y le dice a su mujer que espere en el coche. Ella al principio no quiere quedarse sola, pero después de que su marido insista decide hacerle caso.

Comienzan a pasar lo minutos... Media hora... Una hora... La chica se empieza a desesperar, preocupada porque su marido tarda mucho en volver y no le gusta estar sola y de noche perdida en una carretera de montaña. Para distraerse enciende la radio y en la emisora de las noticias informan de que un violento asesino, que llevaba años encerrado en un psiquiátrico cercano a donde ella se encuentra, se ha fugado esa misma tarde.


Avisan de que es un hombre peligroso, totalmente perturbado y que hay que ser cautelosos hasta que le encuentre la policía. La chica literalmente se queda quieta viva, apaga la radio, las luces del coche y se sienta en la parte de atrás rezando para que su marido y la grúa lleguen enseguida porque está muy asustada. De repente, empieza a escuchar un goteo en el techo del coche. Como cuando un grifo está mal cerrado y caen gotas de agua cada pocos segundos. Aunque siente curiosidad por saber que es ese goteo incesante tiene tanto miedo que no se mueve ni un centímetro del coche. De repente la joven se sobresalta completamente aterrada cuando alguien golpea la ventanilla. Es la policía, así que suspira relajada y abre la puerta del coche. El policía le dice "Señorita no mire hacia atrás, ni se le ocurra mirar hacia atrás y entre en el coche de policía inmediatamente". Ella no puede reprimir su curiosidad y se gira. Entonces comienza a gritar histérica al ver a su marido colgado de la rama de un árbol, completamente acuchillado y chorreando la sangre que sonaba en el techo del coche ya que el loco fugado le había matado cuando él fue en busca de ayuda.

Yo lo sé porque yo era el policía..

FUENTE: http://tushistoriasdeterror.blogspot.mx

lunes, 21 de agosto de 2017

Las pinturas de la cabaña.


Un estudiante universitario se dirigió al bosque en busca de algunos especímenes para su trabajo final, su tarea era sencilla, encontrar plantas e insectos para después catalogarlos. Era para él una pasión, así que el tiempo se le fue volando, cuando se dio cuenta la noche lo había atrapado, la oscuridad lo rodeo en un instante, y aunque pensaba conocer muy bien el camino no era así.

Caminó por un momento pero se sintió perdido, no sabía hacia dónde avanzar con tremenda oscuridad. Cuidaba sus pasos para no tropezar, lo único que podría distinguir era la brillante luz de la luna y las estrellas. Pensando un poco en la situación, supo que no debía moverse más a ciegas, pues podría perderse. Por fortuna pudo distinguir una pequeña cabaña en medio del bosque; pensó que sería buena idea entrar y pedir resguardo esa noche hasta el amanecer.

Al llegar a la cabaña, tocó la puerta unas cuantas veces, mientras decía con voz fuerte: – Buenas noches –, pero nadie respondía, el frio empezaba a meterse entre su ropa, así que al comprobar que nadie se encontraba por el momento, pasó sin ser invitado.


Una vez adentro le sorprendió el tamaño de la cabaña, pues desde afuera no parecía tan grande, un largo pasillo lleno de puertas se extendía por un largo tramo, entre la oscuridad mientras se desplazaba hacia enfrente pudo notar que en las paredes había extrañas pinturas de personas con aspecto siniestro, que lo seguían con la mirada, lleno de escalofrió, apresuraba el paso, para salir de aquel tenebroso pasillo.

Encontró una habitación casi al final y pasó en ella toda la noche hasta el amanecer, con los primeros rayos del sol, sus miedos se habían marchado, y retomó el pasillo para salir de la cabaña, solo para sentir como se le helaba la sangre, regresandole todo aquel temor, que lo dejó paralizado, las paredes estaban vacías, no había ni un solo cuadro, eran solo numerosas ventanas que rodeaban aquel largo pasillo.

FUENTE: https://leyendadeterror.com

sábado, 19 de agosto de 2017

Eclipse Parcial de Sol CDMX 21 de Agosto de 2017.


Este próximo 21 de agosto sucederá el “Gran Eclipse Solar” que se podrá ver en América del Norte en diferentes porcentajes de acuerdo con la ubicación geográfica. En el caso de Estados Unidos será total, pero en México será parcial. La totalidad y parcialidad de este fenómeno depende de la ubicación y la cercanía de la Luna a la Tierra.

En la Ciudad de México el eclipse iniciará a las 12:02 horas, tendrá su máximo a las 13:19 horas y terminará a las 14:38 horas, detalló el Instituto de Astronomía de la UNAM.

Actualmente hay grandes expectativas por el eclipse que ocurrirá a finales de mes. Sin embargo, es importante tener cuidado a la hora de observarlo y seguir ciertas recomendaciones.


1) Nunca mirar directamente al Sol

Esta es la regla más importante de todas. No se debe mirar directamente al Sol porque los rayos ultravioletas e infrarrojos pueden dañar las retinas de por vida.

Si bien durante un eclipse total sería posible mirar directamente al Sol durante los escasos minutos que el astro permanece tapado por la Luna, en el caso de un eclipse parcial siempre es extremadamente peligroso mirar directamente al Sol.

Incluso cuando el 99% de la superficie solar queda oscurecida durante una fase del eclipse, la franja de Sol visible sigue siendo lo suficientemente intensa como para provocar daños en la retina.

2) Ni binoculares ni telescopios

Usar binoculares o telescopios sin ningún tipo de protección para mirar al Sol es muy peligroso. Es por eso que se necesita usar filtros solares.

3) No a los vidrios oscuros

Muchos materiales y métodos populares para observar un eclipse no son seguros. Los vidrios ahumados, las radiografías, las gafas de sol o los filtros de las cámaras de fotos, por ejemplo, no sirven en absoluto para mirar un eclipse.

Aunque reducen la cantidad de luz, no protegen la vista de las radiaciones de los rayos infrarrojos y ultravioletas.

4) El filtro de los árboles

Quienes se encuentren en una zona de bosque o arbolada, podrá ver que la luz que se filtra a través de las hojas y se proyecta en el suelo. Si se colocan hojas blancas sobre el suelo se podrá observar lo proyectado.


La NASA también dio unas recomendaciones para ver el eclipse solar. Destacó que la única forma segura de ver el Sol directamente durante un el eclipse es usando filtros como “lentes de eclipse” o con un visor solar de mano. Enfatizó en que los filtros hechos en casa o lentes de sol ordinarios, por más oscuros que sean, no son seguros.

En la Ciudad de México el eclipse iniciará a las 12:02 horas, tendrá su máximo a las 13:19 horas y terminará a las 14:38 horas, detalló el Instituto de Astronomía de la UNAM.


El día del eclipse, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en los institutos de Astronomía y Geofísica, llevará a cabo entre las 10:00 y las 15:00 horas diversas actividades gratuitas, pero con cupo limitado.

En la explanada del Instituto de Astronomía habrá nueve telescopios con filtros especiales para observación directa, además, contarán con tarjetas para proyectar el fenómeno en paredes y pisos.

El investigador Alejandro Lara ofrecerá la conferencia “Bajo la piel del Sol”, y Julieta Fierro dictará la charla “¿Por qué son espectaculares los eclipses?”

También habrá una transmisión en directo desde el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), ubicado en la sierra de San Pedro Mártir, Baja California, con astrónomos de la UNAM.

FUENTES: http://www.eluniversal.com.mx   http://www.seciti.cdmx.gob.mx

viernes, 18 de agosto de 2017

Terror en la bodega de vinos.


Cierto día Jorge caminaba por entre los prados hasta que se dio cuenta que pronto caería una gran tormenta. El cielo se ennegreció en un santiamén y los rayos eran lo único que alumbraba aquel paraje. Corrió a toda prisa, pues quería refugiarse de la lluvia, mas no encontraba ningún sitio próximo.

Después de unos minutos, alzó la vista y notó que frente a él se encontraba una vieja casa hecha de piedra. Se acercó a la morada y con el puño cerrado golpeó la puerta de madera fuertemente. Esta se abrió acompañada de un intenso rechinido, lo que hizo que a Jorge le entrara un terrible sentimiento de terror en el cuerpo.


Sin embargo, sabía que era mejor estar aquí que en otro lado. Del bolsillo de su pantalón sacó su encendedor y lo usó para ubicarse mejor dentro de la propiedad.

Empotrado en una pared vio un soporte el cual sostenía una tea. La encendió y camino por el extenso pasillo. Al final del corredor topó con un portón de gran tamaño.

– ¿Hay alguien ahí? Gritó enérgicamente.

Una vez más nadie le contestó. Entonces se dispuso a averiguar qué era lo que había en esa habitación.

Entró y se dio cuenta que aquel cuarto estaba repleto de botellas de vino. De hecho era una colección de bebidas y licores de distintos países cuidadosamente colocados en estantes según su grado de añejamiento.


– ¡Me saqué la lotería! Éste va a ser un auténtico festín.

Como pudo reventó el cuello de una botella y comenzó a beber su contenido como si de agua se tratara. Así lo hizo con varios recipientes más, hasta que perdió el conocimiento.

Desorientado abrió los ojos y su vista se enfocó en un recipiente de color dorado que tenía escrita una palabra en idioma antiguo.

Lo destapó y apreció que se trataba de un licor color marrón de fuerte aroma.


– Veamos a que sabe. Dijo.

Desdichadamente tras unos cuantos tragos, la piel de su cuerpo se le empezó a desprender y lo mismo pasó con sus órganos internos. Increíblemente la sangre de Jorge viajó por el aire hasta depositarse dentro de la vasija dorada.

Poco después las botellas volvieron a acomodarse y los restos del hombre se esfumaron por arte de magia negra.

FUENTE:https://leyendadeterror.com

jueves, 17 de agosto de 2017

Prisioneros en la oscuridad.


“Estoy desesperado, al borde de la locura, ha desaparecido hasta la última gota de optimismo de mi ser, ya me he resignado a salir de esta desagradable situación, pronto será mi turno, antes de que se drene la totalidad de mi cordura dejare como único testigo estas escrituras.

Alrededor de 2 semanas han pasado desde que despertamos en este sombrío lugar, atrapados en viles jaulas de filosas cañas y hiedras retorcidas, privados de nuestro libre albedrío. Desconocemos como y porque estamos aquí, pero algo es seguro no nos será fácil escapar de esta perturbadora pesadilla.

Un estremecedor chirrido irrumpe la silenciosa oscuridad de la habitación, sombras y pequeños destellos parecen danzar al ritmo de nuestros acelerados corazones, un tenue rayo de luz deja ver la silueta de un extraño ser, parecía triplicar nuestro tamaño, con largas extremidades, y aunque de apariencia frágil, su mirada y expresiones difundían desesperación y terror, se acercó y tomo una de las jaulas, arrastrándola se la llevo fuera de la habitación, mi cuerpo no respondía estaba paralizado, mi corazón golpeaba con tal fuerza mi pecho que dificultosamente podía respirar y me desvanecí.


Un espeluznante alarido me despertó, agudos gritos de tortura y dolor que me erizaban la piel, no era difícil imaginar lo que tras las puertas pasaba, se escuchó un fuerte estruendo y los gritos cesaron. Entre risas macabras se escuchaban golpes metálicos, como el de cuchillas penetrando la piel, la situación se tornaba insoportable, al grado de pensar en terminar mi propia vida.

Los rechinidos de la puerta anunciaban una nueva víctima, savia que pronto seria mi turno. Esta vez pude observar el rostro de la creatura, ojos saltones, piel grasosa, rosada y desprovista de vellos, con una tenebrosa sonrisa, entonces recordé una vieja leyenda que cuentan nuestros ancianos, no podía creer que estaba frente a frente con estos desagradables y sanguinarios seres, los humanos. Ya lo he decidido los enfrentare con mis últimas fuerzas cuando osen llevarme.”

Texto extraído de un antiguo papiro de piel, escrito en lenguas muertas con una extraña tinta de origen orgánico, fue encontrado en una cabaña en las entrañas de un extenso valle, junto a cuerpos humanos y cadáveres mutilados de extrañas criaturas aún sin identificar.

FUENTE: http://tushistoriasdeterror.blogspot.mx

miércoles, 16 de agosto de 2017

La Muñeca Enterrada.


José y Pablo eran casi hermanos se conocían desde pequeños y eran inseparables. Estaban en la misma clase y, casi siempre que organizaban trabajos en grupo se juntaban. El caso fue el mismo para una entretenida tarea de Ciencias: los alumnos debían traer muestras de distintos tipos de tierra según el nivel de profundidad, guardando en bolsitas un puñado de tierra. Era la excusa perfecta para que ambos obtuvieran permiso para ir al bosque.

Decidieron que no deberían adentrarse demasiado ya que correrían el peligro de perderse. Marcaron todos los árboles para no equivocar el camino de vuelta. Llegado a un punto un extraño claro les llamó la atención. El sitio era perfecto para escavar, tras quince o veinte minutos de risas y bromas, acabaron su almuerzo y Pablo sacó una moneda diciendo: – El que pierda empieza -. José perdió el lanzamiento y un poco desganado buscó por todas partes para elegir donde comenzar a cavar. Un montón de hongos rojos con puntos blancos llamó su atención.


Comenzaron entonces con la tarea, recogiendo muestras de tierra en las bolsas, – ¡Tengo frío, aquí hace más frío que en todo el bosque! – le gritó a Pablo. – ¡Jajaja!, ay sí, ay sí, estás encima de un lugar maldito o hay un fantasma justo donde estás cavando – le dijo Pablo ridiculizando a su amigo. José por hacerse el valiente siguió cavando, – ¡Mira! – gritó José cuando llevaba unos minutos cavando. Pablo fue corriendo a ver lo que José le mostraba con tanta exaltación, una muñeca pelirroja de unos treinta centímetros. Al mirarla sintió que un escalofrío le recorría la médula y que el asco se anudaba en su cuello – ¡Aaaaaggh suelta eso! – exclamó Pablo con una mezcla de terror y asco mientras se apartaba de aquella repulsiva muñeca tuerta que José sostenía en su mano.

José que parecía confundido miró de nuevo a la muñeca y la soltó horrorizado al ver lo mismo que Pablo: gusanos, enormes gusanos blancos. Se contorsionaban dentro de la cabeza de goma de la muñeca, se agitaban como poseídos y comenzaron a sacar sus pequeñas cabezas por la cavidad en que alguna vez estuvo el ojo faltante de esa muñeca pelirroja cubierta por una ropa que misteriosamente conservaba su blancura casi intacta. El único ojo que le quedaba a la muñeca era inquietante: grande pero con la parte blanca pintada de negro y con un iris pequeño e intensamente rojo en el cual había una diminuta y demoníaca pupila.


Ambos chicos, realmente asustados, salieron corriendo del lugar, sintiendo como la mirada del único ojo de esa muñeca se les clavaba en la espalda. Únicamente pararon un par de veces, porque José se detuvo a vomitar. Al llegar a casa a José parecía que no le abandonaban las nauseas, seguía vomitando y se puso pálido. Los dos amigos pensaron que se recuperaría en una par de horas, pero no fue así, con el paso de los días cada vez estaba más delgado, pálido y débil. Tenía el aspecto de uno de esos enfermos terminales que llevan años luchando contra la muerte en una habitación de hospital y los médicos no acertaban a diagnosticar una causa para su enfermedad. Una semana después de desenterrar la muñeca José murió.

Desconsolado por la muerte de su amigo, Pablo empezó a devoraba libros al por mayor. Los libros eran sus nuevos amigos, y su refugio. Buscaba explicaciones médicas para lo que le pasó a su amigo, pero los síntomas que sufrió José eran tantos que parecía que había contraído varias enfermedades mortales simultáneamente.


Un día, en una extraña librería, Pablo encontró dentro de la sección de Esoterismo un libro sobre ritos y leyendas. Era un libro viejo y usado, un libro de esos que ya casi no se encuentran y que tienen extraños dibujos entre sus páginas cubiertas de polvo. Allí decía lo siguiente junto al dibujo de una muñeca: “El que tenga un mal incurable, que entierre una muñeca igual a ésta mientras entona esta invocación. Su enfermedad quedará atrapada en la muñeca. Pero el primero que la encontrase recibirá la enfermedad y morirá salvo que realice este mismo ritual”.

Todo estaba claro: los gusanos, los hongos, el frío, todos eran indicios de que la muñeca que encontraron en el bosque era una muñeca maldita. Una muñeca en la que por medio de algún pacto o brujería alguien había desatado una maldición que condenaría a enfermar a aquel que la encontrara mientras él curaba su cuerpo y sentenciaba su alma.

FUENTE: https://leyendadeterror.com

martes, 15 de agosto de 2017

Dile a mis padres


Después de haber reñido con sus padres por una fiesta a la que no le dejaban ir, una joven chica decide a pesar de todo ir. Para ello se escapa de casa saliendo por la ventana de su habitación. Una vez en la fiesta, conoce a un chico más mayor que ella. Hablan, ríen,... hasta que él le propone ir a otra fiesta, mucho más animada que la que están. Ella acepta (el chico le gusta mucho) y van en el coche de él. Una vez en la fiesta nueva, el chico bebe más de la cuenta a lo que la joven se siente incómoda y le pide que la lleve a la otra fiesta, donde están sus amigos. Él accede, pero en el trayecto de vuelta sufren un brutal y terrible accidente.


Cuando la muchacha se despierta, está en la cama de un hospital. Una enfermera le cuenta que su amigo que conducía había fallecido y que también habían muerto los pasajeros del otro coche. El dolor de su alma era muy fuerte. Pero el de su cuerpo más. Sintiendo que su muerte estaba próxima, la muchacha pidió a la enfermera de decirles a sus padres que les quería, que estaba muy dolida por haberles desobedecido y que no se reprocharan nada, que todo esto había sido sólo culpa suya.

Poco tiempo después la muchacha murió. Pocos minutos después llegaron los amigos de la chica, que fueron al hospital nada más enterarse del trágico accidente. Uno de ellos le pidió a la enfermera si la chica había dejado un mensaje para sus padres. Pero la enfermera contestó que no, que no había dicho nada. Otra enfermera escuchaba la conversación y se intrigó mucho, porque ella sabía que la chica sí había dejado algo para sus padres. Al preguntarle a su colega porqué había mentido, ésta contestó que no sabía qué decirles, porque las dos personas que habían muerto en el otro coche... ¡¡¡eran los padres de la chica!!!


FUENTE: http://leyendas-urbanas.webmisterio.com

lunes, 14 de agosto de 2017

El Brazalete Rojo


Cuando se admite a alguien en un hospital, se le coloca un brazalete de plástico blanco con su nombre y datos impresos en él. Existen otros colores de brazaletes, y cada uno tiene su significado. Los brazaletes rojos, por ejemplo, se le colocan sólo a la gente ya fallecida.

Un experimentado cirujano del hospital había terminado su turno y estaba listo para retirarse a casa a descansar, el turno de noche era de por si pesado y además recién había terminado de operar a un paciente, y se sentía muy cansado, casi arrastrando los pasos se disponía a bajar al estacionamiento, pues estaba en el cuarto piso. El elevador estaba tardando así que se recargó en la pared mientras esperaba, pues ir por las escaleras no le parecía muy buen idea en ese momento.

Al finalizar su espera se metió al elevador con rapidez, y un enorme gusto, se recargó de nuevo en la pared después de darle las buenas noches a una joven que venía ya en la cabina. Estando los dos solos, él continuo a plática de forma casual a la señorita mientras el elevador bajaba.


De pronto el elevador se detuvo en un piso, las puertas se abrieron y una mujer quiso subir con ellos, pero el doctor rápidamente presionó el botón para cerrar las puertas y al azar cualquier otro que los llevaba hasta el último piso.

La chica que lo acompañaba se sorprendió demasiado, y no perdió tiempo para expresar su desacuerdo, diciendo que eso había sido bastante grosero y con una mueca de desaprobación le preguntó: – ¿Porque le cerró la puerta a aquella mujer? – el médico con la cara muy pálida y las manos temblorosas contesto: -Es la mujer que acabo de operar, por desgracia murió en la sala de operaciones… ¿No vio usted el brazalete rojo que llevaba puesto? – La joven le sonrió mientras alzaba la mano diciendo: – ¿uno igual a éste? -.

FUENTE: https://leyendadeterror.com

viernes, 11 de agosto de 2017

La extraña criatura del armario.


Julián era un joven atlético, alto, bastante fuerte y sobre todo, que afirmaba no temer a nada. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres decidieron mudarse a otra localidad y concretamente, una casa en el campo alejada del resto del pueblo. Se trataba de una casa bastante amplia que no parecía esconder prácticamente ningún secreto para él, pero se equivocaba profundamente.

Durante algún tiempo, las cosas parecían no haber cambiado en la vida de Julián, pero con el transcurso de los días comenzó a escuchar extrañas voces en el armario de su habitación que le ocasionaban numerosas pesadillas.

En ocasiones Julián soñaba cómo una criatura bastante peluda salía del armario para llevárselo consigo, mientras que otras veces tenía una gran cantidad de sueños que no podía recordar por lo extraño de los mismos.

Los padres del chico no sabían que hacer y decidieron optar por la vía psicológica para tratar de, en la medida de sus posibilidades, superar los numerosos miedos con los que contaba su hijo, pero nada mejoró en cuanto a la vida del joven, que solamente consiguió una serie de recetas para dormir.


Un día de intensa lluvia decidió acostarse temprano porque a la mañana siguiente tenía que levantarse por la mañana para acudir al colegio. Cuando llevaba algunas horas dormido placidamente y en descanso, al menos aparente, la puerta del armario de su cuarto se abrió y una mano peluda salió de la misma.

Julián gritó con todas sus fuerzas pero no tenía voz y sus padres no pudieron escucharlo. A la mañana siguiente, cuando su padre acudió a su habitación para despertarlo y llevarlo al colegio, comprobó cómo Julián no estaba y la puerta del armario estaba llena de golpes y arañazos.

Desde ese preciso instante, los padres de Julián comprendieron que debieron creer al menor acerca de las historias de un terrible monstruo que habitaba en su armario y se sienten profundamente tristes. Tanto es así, que han contactado con un gran número de expertos para intentar traer consigo, de vuelta, a su hijo desaparecido en extrañas circunstancias. Sin embargo, no han tenido éxito.

La casa fue puesta a la venta tiempo después y no es, ni mucho menos, el primer caso de niños pequeños que afirman ver a un extraño ser en el fondo del armario de aquella habitación. Tampoco Julián será el último niño que desaparece como consecuencia de las acciones de aquella bestia de origen desconocido.

FUENTE: http://www.cuentosdeterror.mx

jueves, 10 de agosto de 2017

Leyenda de la mujer de los ojos iluminados.


Un par de chicos un poco pasados de los veinte, se divertían en una fiesta llena de hermosas jovencitas. Uno de ellos tenía que levantarse temprano al siguiente día para ir a trabajar, así que se retiró temprano, dejando al otro en la fiesta, pues este estaba más acostumbrado a trasnocharse, ese era su ambiente natural y lo estaba disfrutando.

Mientras su amigo dormía plácidamente en casa, el otro muchacho se retiró del convivio en la madrugada, cercano a las tres de la mañana. Caminó un par de calles esperando ser alcanzado por un taxi, pero se encontró algo mejor. Una chica que estaba sentada en la banca de un parque.

El exceso de bebida en su sistema, no dejaba que el muchacho notara lo extraño de la escena, ya que la mujer lucía un hermoso vestido blanco, y accesorios de una época distante. Él solo pensaba en acercarse y conquistarla. Pero antes de llegar ante ella, la chica se puso de pie dándole la espalda y alejándose a paso lento.


Pero bien sabemos lo insistente que se torna una persona pasada de copas, por no decir terca. La siguió tan rápido como su tambaleante y ebria humanidad le permitía hasta la puerta de un campo santo y en estos terrenos no hay borrachera que dure.

El tipo se dio cuenta donde estaba y retrocedió, pero la mujer que hasta ese punto conservaba el misterio de su identidad, se dio la vuelta, mostrando dos ojos encendidos como faroles, y dijo: —¿Acaso ya no quieres acompañarme?—y por un momento ni siquiera supo que le provocaba más terror, si esos ojos más rojos que el fuego o la sonrisa macabra que evidenciaba mil ideas de tortura.


Ahí encontraron al hombre tirado en las puertas del cementerio, inconsciente pero con los ojos abiertos, los tubo así toda la noche, estaban completamente rojos, hinchados, se dice que los habría perdido a no ser por la mujer de la limpieza que lo atendió a tiempo.

Estuvo seis meses en tratamiento psiquiátrico, donde pudo por fin revelar de a poco lo que le sucedió aquella noche, y las personas coincidieron que se había encontrado con el espectro de una mujer asesinada, que perdió sus ojos cuando el novio la golpeo y le dio muerte…ahora ella vaga por ahí, hipnotizando a los hombres, y dañando sus globos oculares, en venganza por lo que le hicieron a ella. Y asi, su historia se ha transformado en leyenda, la leyenda de la mujer de los ojos iluminados.

FUENTE: https://leyendadeterror.com

miércoles, 9 de agosto de 2017

Manos al fondo de la cama.


Irene era una joven que se encontraba en plena infancia y le encantaba, entre otras cosas, dormir con su madre por las noches porque se sentía inmensamente protegida a su lado. De hecho, solían dormir juntas, abrazadas, hasta que la chica cumplió algunos años y dejaron de hacerlo.

Una noche mientras dormían juntas, la chica se quedó perfectamente dormida y su madre, aprovechó para acudir al cuarto de baño y regresar tiempo después a la cama con su hija. Mientras que su madre se encontraba en el baño, aunque Irene no lo sabía porque no se había enterado de sus movimientos, notó cómo tiraban de la sábana que ambas compartían.

La chica, que estaba soñando y realmente dormida, no pudo evitar decir, mamá deja de tirar de la sábana que tenemos que compartirla. A lo que su madre le respondió que dejase de soñar porque ella estaba en el baño y solamente era un sueño. Por ello, continúo durmiendo como si no hubiese sucedido nada y se calmó rápidamente ante tales palabras.


A la mañana siguiente, cuando se levantaron para desayunar juntas en compañía de su padre que regresaba de un largo viaje en Canadá con la empresa, la chica comentó lo sucedido la anterior noche, pero su madre le restó relevancia y supuso que simplemente se trataría de un sueño.

Cuando llegó la noche siguiente, y la madre de Irene se fue al dormitorio conyugal para dormir con su marido, la chica experimentó un conjunto de sueños y pesadillas que no alcanza a entender. De hecho, cuando su madre se levantó y acudió al dormitorio para despertarla, solamente había un pequeño atisbo de una lucha sucedida durante el devenir de la noche, y las sábanas estaban repartidas por la habitación.

Al correr las cortinas, se dio cuenta que la ventana se encontraba abierta de par en par y lamentablemente, alguna persona había accedido al dormitorio de la niña para llevársela consigo.

Pese a que los investigadores en general, intentaron dar con la niña desaparecida no pudieron hacerlo y solamente se pudieron encontrar, el reloj que llevaba la noche mientras dormía, unas zapatillas suyas de caminar por casa y la fotografía que tenía con sus padres.


Si en algún momento durante noche notas que alguien tira de tus sábanas, lo mejor que puedes hacer es encender la luz y gritar bien fuerte, algo se esconde bajo tu cama y podría llevarte para hacerle compañía a la solitaria Irene que habla con bastantes pocos seres humanos.

FUENTE: http://www.cuentosdeterror.mx

martes, 8 de agosto de 2017

La avioneta roja.


A Lucas le urgía llegar a Cancún, pues su jefe le había encomendado que se entrevistara con unos inversionistas de la compañía en aquellas paradisíacas playas.

Frenéticamente se puso a buscar vuelos que lo llevaran para allá lo más rápido posible. Desafortunadamente, no pudo encontrar ninguna línea comercial que lo condujera a su destino en ese día.

Por esa razón, no le quedó otra alternativa que ir personalmente al aeropuerto y ver si podía contratar a un piloto particular.

Después de mucho indagar, encontró a un aeronauta que hacía recorridos frecuentes por esa zona de México. Lo malo era que aparentemente sólo transportaba mercancía. Sin embargo, como Lucas no tenía tiempo que perder, se le acercó y le preguntó.


– Hola señor, disculpe la molestia pero quería preguntarle ¿cada cuando lleva a cabo viajes a Cancún? Dijo el ejecutivo.

– ¿Por qué quiere saber eso? ¿Tiene algo que transportar? Replicó el piloto.

Lucas sintió miedo al escuchar la voz del hombre, pero más aún cuando lo miró a los ojos. No obstante, el muchacho estaba empeñado en saber si conseguiría o no su objetivo.

– No mire, lo que pasa es que me apura llegar allá esta misma tarde y usted es mi única alternativa.

– De acuerdo joven, yo lo llevaré, justamente hoy me toca hacer uno de mis viajes a Cancún. Pero eso sí, le advierto que le costará mucho dinero.

– Por eso no se preocupe, le pagaré una parte en efectivo y además le haré un cheque. Agradezco su gentileza. Dijo Lucas.

– No me lo agradezca, puede que termine arrepintiéndose de esta decisión.


Ambos subieron al artefacto volador. Para esto era una avioneta pequeña de color rojo. Lucas abrochó su cinturón y esperó a que la máquina surcara los aires.

Cuando el aeroplano tomó suficiente altura, el piloto sacó de su bolsillo una pistola y se disparó en la sien, dejando que el aeroplano se desplomara sin control sobre el mar.

Lucas murió del susto antes del impacto contra el agua.

Pese a eso, hay quien afirma seguir viendo a menudo a la avioneta roja salir de ese aeropuerto.

FUENTE: https://leyendadeterror.com