Esta historia comienza hacia mediados de 1899 cuando Nicola Tesla se encontraba desarrollando un equipo experimental de alto voltaje para generar transmisiones de Radio de altas frecuencias. El aparato, de acuerdo con Tesla, habría recibido una señal constante que parecía provenir de una fuente no natural y tener alguna especie de código. Pese a algunos intentos, Tesla pronto abandonó el proyecto y afirmó algún tiempo más adelante que en realidad esta señal venía del espacio profundo. Con el tiempo, la señal habría de bautizarse como “el Caballero Negro”.
Pasaron más de 30 años sin que aparecieran nuevos indicios de la misteriosa entidad. Las radiocomunicaciones, aunque de vez en cuando presentaban interferencias, tampoco detectaban mayor cosa. Parecía ser que la fuente, fuese lo que fuese se había silenciado. En 1930, el reconocido astrónomo Clyde W. Tombaugh fue encargado de estudiar el fenómeno descubierto por Tesla, pero jamás se liberó información sobre las razones de este proyecto o los descubrimientos del mismo. Parecía como si el gobierno estadounidense supiera algo que los demás no sabían.
Hacia 1954, algunos pilotos de la Fuerza Aérea Estadounidense comenzaron a afirmar que dos satélites artificiales se habían detectado orbitando nuestro planeta. La información en cuestión habría sido filtrada por el Mayor (retirado) de Aviación Naval Donald Keyhoe en un momento en el que nadie (ni los soviéticos ni los norteamericanos) tenía la capacidad de lanzar un satélite a la atmósfera. El misterio comenzó entonces a popularizarse en las páginas de los diarios, y para completar el asunto, en diciembre de 1957 Luis Corralos (Ministro de Comunicación de Venezuela) fotografió un objeto negro en la atmósfera.
La primera de estas teorías afirmaba que se trataba de un dispositivo secreto soviético utilizado para el espionaje y lanzado a la atmósfera antes de que los estadounidenses supieran cómo podía hacerse tal cosa.
La segunda teoría, más interesante, propuso que se trataba de un satélite alienígena, reliquia de tiempos antiguos que seguramente ya no funcionaba, pero seguía trazando su vieja ruta de investigación. Esta propuesta pronto ganó popularidad y comenzó a sustentarse con información que este servidor no pudo verificar: el supuesto tamaño gigantesco del objeto (más de 15 toneladas) y su altísima velocidad.
Hacia finales de los 70’s todos pensaban que el Caballero Negro había sido capturado, destruido o se había esfumado en el espacio. Sin embargo, dos fotografías de la NASA en 1998 muestran un objeto negro, de forma extraña, sobrevolando la órbita terrestre.
Las autoridades niegan la existencia de un satélite alienígena y afirman que no se trata más que de un objeto ordinario (aunque desconocido). Así mismo, es lógico que para quienes siguen hace décadas esta historia, las fotografías no son sino la prueba de una verdad conocida hace tiempo.
Fuente de imágenes: 1: extexanwannabee.files.wordpress.com, 2: freedomsphoenix.com. 3: http://misterios.co/
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