miércoles, 5 de octubre de 2016

El séptimo hijo varón.


Se dice que a principios del siglo XX, en una humilde casa rural de Argentina, el nacimiento del séptimo hijo de una joven pareja no estuvo acompañado de los típicos festejos y felicitaciones que surgen de inmediato con la llegada de un nuevo integrante a la familia. En esa oportunidad, el varón recién nacido fue recibido con amargura y durante toda su infancia estuvo bajo el estricto control de sus padres que recelaban de cualquier posible comportamiento indebido por parte del niño. Esto no evitó, sin embargo, que entrado en la adolescencia el muchacho disfrutara de una mayor flexibilidad para realizar salidas nocturnas. En cuanto los ganaderos de la zona comenzaron a notar los ataques de un extraña fiera sobre sus ganados, el padre del muchacho se puso sobre alerta.


A sus ojos, se corroboraba la maldición: su hijo era un hombre lobo. Cuando el joven cayó enfermo preso de una aguda enfermedad que lo sumió en intensas fiebres, su padre interpretó estos síntomas como un claro anuncio de que su hijo iniciaba una nueva transformación, y tomó la terrible decisión de matarlo. Ya detenido en la prisión, cuentan que el hombre no mostró el más mínimo arrepentimiento, ni siquiera cuando le sugirieron que la razón de los ganados muertos había sido un puma.


La licantropía, la posibilidad de los hombres de transformarse en lobo, está enraizada en las creencias populares de muchos lugares de Hispanoamérica y son muchas las historias sobre las diferentes maldiciones que condenan a pobres criaturas a vivir bajo la apariencia de ese terrible animal. En Argentina y Uruguay, es muy popular la leyenda de que el séptimo hijo varón de una pareja corre el terrible riesgo de ser un lobizón, un hombre lobo. En el pasado, esta creencia estaba tan arraigada que para evitar que los padres tomaran peligrosas medidas de protección contra el recién nacido, llegaron a emitirse edictos gubernamentales que protegían al niño y otorgaban beneficios a la familia para que el nacimiento fuera considerado como una bendición y no como algo digno de ser temido.

FUENTE: http://www.ehowenespanol.com/

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