viernes, 3 de febrero de 2017

La Serpiente Tsukán.


En diversas comunidades rurales del Estado de Yucatán, se escucha con frecuencia testimonios acerca de la existencia una serpiente llamada Tsukán. De acuerdo con los relatos este extraño ser vive, cuida y es dueño del cenote o de la gruta con la que se le asocia. Para aproximar su tamaño, los que se refieren a ella, generalmente dicen que “es tan grande que su cabeza es como la de un caballo”. Además, al igual que éste, tiene crines. Se cuenta que algunos cazadores han estado muy cerca de la mítica serpiente en aquellas ocasiones en las que van a emboscarse en la entrada de las cuevas en espera de sus presas que eventualmente entran a beber agua o merodean en busca de algún alimento. Sin embargo, en vez de sorprender, ellos resultan sorprendidos porque puede estar alojada en esa cueva una Tsukán. En estos encuentros destaca la mención del brillo de sus ojos en la oscuridad de la noche o de la gruta.


En otras versiones, se hace referencia al grosor y a la apariencia de su cuerpo el cual se puede confundir con un tronco. Un campesino se sentó en lo que creyó que era el tronco de un árbol y al rato su asiento se movió por sí solo; entonces descubrió que era una Tsukán. Cuando la Tsukán está atravesada en el camino, no se le ve la cola, ni la cabeza; ambas se pierden en el monte. Los campesinos u otras personas que han tenido la experiencia de hallarla en su camino, prefieren regresar por donde vinieron que brincarla. Surge también el temor que si una persona intenta pasar sobre ella, entonces puede ser atrapada en ese momento. Los hombres de campo saben que no deben intentar matarla, pues alguna desgracia les acaecería. Las consecuencias de encontrarse con una Tsukán suelen ser una parálisis temporal, fiebres, enfermedades, lesiones permanentes o la muerte misma.


En algunos relatos se dice que alguien dio muerte a la Tsukán, generalmente con una escopeta, pero esa acción audaz no sirve para nada porque al poco tiempo se vuelve a ver a la serpiente con crines. Otras versiones dicen que cuando ya están viejas, les salen alas y vuelan hacia el mar donde se retiran para morir. Pero la especie mitológica Tsukán no desaparece.

Los campesinos deben ser precavidos cuando están cerca de las grutas, pues la Tsukán para alimentarse sólo tiene que abrir la boca y los animales del campo son absorbidos por el calor de su aliento. Hay algunas versiones en las que se dice que la Tsukán vive en un pozo artificial; entonces la gente nota que cuando algún pájaro vuela sobre el pozo, es atraído por la serpiente que está en el fondo del mismo; entonces se mete y nunca más se le ve salir. Otro detalle que está en casi todas las versiones es que no cualquiera la puede ver, sino es cuestión de “suerte”.


La serpiente entre los mayas generó un poderoso símbolo que se puede encontrar en la tradición oral de hoy, el relato de una enorme serpiente llamada Tsukan, que vive en las cuevas y en los cenotes del estado de Yucatán, es motivo de respeto y miedo entre los habitantes de las comunidades rurales. Se dice que su cuerpo es tan grueso como el tronco de un árbol y su cabeza es tan grande como la de un caballo, quien se atreva a hacerle daño sufre las consecuencias de su acto con alguna enfermedad o la muerte misma. Tsukán es eterna y omnipresente. El estudio antropológico de este mito permite ahondar en aspectos históricos y sociales que, en conjunto, ofrecen una explicación sobre este tipo de narrativa tan asombrosa como vigente.

FUENTE: http://www.antropologia.uady.mx/

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