viernes, 7 de septiembre de 2018
Las lágrimas de la Virgen de Blaj
Situado en el condado de Alba, en la región del Ardeal, en Rumanía, encontramos esta preciosa ciudad, Blaj, emplazada en una altitud de 248 metros sobre el nivel del mar y a poco más de 300 kilómetros de la capital, Bucarest.
Esta encantadora ciudad es más conocida como “Mica Roma”, pues es considerada como el centro cultural de la Rumanía griego-católica; y es que Blaj es la sede de la aartsbisschop, o arzobispado, además de ser un lugar clave en el asunto de la unión de Rumanía con Roma.
No obstante, si existe un episodio importante en la ciudad, es aquel en el que la misma jugó un papel trascendental en la elaboración de la Constitución de Rumanía.
A pesar de que la ciudad cuenta con infinidad de rincones que serán del agrado del turista, lo cierto es que sí hay un elemento que cuenta con notoriedad, la catedral Sfanta Treime, o Catedral de la Santísima Trinidad.
Este imponente templo de estilo barroco, fue construido en Blaj, capital histórica de Transilvania, allá por 1741. Su diseño se encargó personalmente a arquitectos de origen italiano, concretamente veneciano.
Dentro del templo podemos encontrar las tumbas de Mons o el Cardenal Alexandru Todea, entre otras. Pero si hay un elemento que llame la atención de los turistas es sin duda alguna el icono mariano del tipo de la Hogiditria que se venera en dicha catedral.
Cuenta una vieja leyenda, que en marzo de 1764, coincidiendo con el entierro del obispo san Pedro Pablo Aron, ocurrió un suceso de lo más extraño. Al parecer, el obispo era un fiel devoto de la Virgen, además de un defensor acérrimo de la unión con Roma. Pues sería justamente en el entierro de este hombre cuando la imagen de la Virgen comenzó a llorar. A partir de ese momento la catedral se transformaría en un santuario de peregrinación bastante notable.
FUENTE: https://viajeaeuropadeleste.com
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