lunes, 18 de abril de 2016
La leyenda de John Wayne Gacy (El Payaso Asesino)
La coulrofobia ha sido definida por los especialistas en psiquiatría como el miedo que siente una persona (sea un niño o bien un adulto) a los payasos y a los mimos. Tal vez fue por eso que John Wayne Gacy utilizó maquillaje y pelucas para infundir el terror en sus víctimas.
El rostro del payaso puede generar en pocos segundos un universo inagotable de sentimientos en la audiencia que lo está viendo. Éstos pueden ir desde la risa hasta el pavor incontrolable. Aunque no lo creas, algunas personas han muerto en espectáculos de circo o en fiestas infantiles. Lo curioso es que un alto porcentaje de ellas ha fallecido a causa de un paro cardíaco, cuando estuvieron en presencia de un bufón o de un mimo.
Nuestro relato comienza en la primavera de 1942. John Wayne Gacy nació en un hogar marcado por la violencia física. Su padre era demasiado violento cuando se encontraba bajo la influencia del alcohol. Sin embargo, eso en vez de causar repudio en el chico, hizo que éste lo idolatrara y lo tomara como modelo a seguir.
Fue casi al término de su adolescencia, cuando el joven John consiguió su primer trabajo en una organización que se dedicaba a la fabricación de productos de calzado. Durante esa etapa de su vida a menudo la gente de Illinois lo vio ataviarse de payaso, como parte de los programas de caridad que hacía en los hospitales del condado, haciéndoles pasar a los infantes enfermos un buen rato.
Al cumplir los 18 años se casó con una chica de apellido Myers y se mudaron al estado de Iowa en donde trabajó como dependiente en un establecimiento de comida rápida. No pasó mucho tiempo para que John Wayne Gacy deslumbrara por completo a sus vecinos, siguiendo con sus labores comunitarias.
Luego de varios años el “Payaso Asesino” logró forjar una carrera dentro de la empresa en la que trabajaba. Tanto así que pensó que pronto podría convertirse en presidente de la misma. Sin embargo, un escándalo de acoso laboral le puso freno a sus planes.
Meses después de la acusación lanzada, la policía se enteró de que John Wayne Gacy había mandado golpear a Mark Miller (el empleado que había puesto la demanda anteriormente). Sorprendentemente Gacy se declaró culpable durante el juicio y fue condenado a pasar 10 años tras las rejas.
En ese lapso, su esposa se separó legalmente de él y su padre falleció. Solamente transcurrió un año y medio para qué las autoridades estatales iniciaran el proceso de libertad condicional, debido a que su comportamiento en prisión había sido envidiable. Es decir, era un recluso servicial y que además acataba las órdenes con total prontitud y obediencia. Así en junio de 1970 John Wayne Gacy volvió a las calles como un hombre libre.
Con la ayuda de su madre pudo comprar una propiedad a las afueras de Chicago en donde creó una empresa de construcción.
John Wayne Gacy: Sus víctimas
El Payaso Asesino (también conocido como Killer Clown) admitió haber asesinado brutalmente al menos a 33 infantes, no obstante dijo que no estaba seguro del número total de decesos que había provocado.
Asimismo aseveró que la primera muerte se produjo en 1972 y que el segundo asesinato ocurrió hasta 1974. Coincidentemente en esa etapa, John Wayne Gacy se había casado por segunda vez y por tanto sus instintos violentos permanecieron ocultos.
Sin embargo, para 1975 el número de infanticidios se había duplicado. Inclusive en declaraciones se puede ver que el asesino serial aseguró haber matado a más de un niño en menos de 24 horas.
La forma en que convencía a sus víctimas era muy sencilla. Primeramente se vestía de payaso y se acercaba a un niño o adolescente que se encontrara solo, para invitarlo a su casa a ver un “supuesto truco de magia”
Llegando al domicilio les mostraba unas “esposas falsas”, las cuales le eran colocadas al muchacho para inmovilizarlo. Luego John Wayne Gacy, dueño de la situación, mostraba sus negras intenciones y comenzaba a golpearlos.
Frecuentemente utilizó algunos sedantes y cloroformo, para adormecer a los que oponían mayor resistencia. Posteriormente los desnudaba y utilizaba su ropa interior a modo de mordaza. Un alto porcentaje de los chicos fueron violados y asfixiados.
Gacy sabía perfectamente a quién elegir, pues los chicos muertos no pertenecían a los círculos sociales en donde el “Payaso asesino” se movía cotidianamente.
En 1978 un joven se salvó del feroz ataque de John, ya que a pesar de que fue ultrajado y golpeado logró llegar a un parque público en donde fue encontrado y llevado de emergencia a un hospital.
La policía lo interrogó y éste les comentó que el payaso lo había subido a su auto con ayuda de un paño embebido en cloroformo. Lo bueno fue que el chico describió la ruta que el coche había seguido.
Le tomó varias semanas verificar la identidad de su agresor, más una vez que estuvo totalmente seguro de que fue John Wayne Gacy, tomó la determinación de presentar cargos criminales en su contra.
Por otro lado, con una escasa diferencia de días, las autoridades fueron alertadas de que un menor de edad de apellido Piest había desaparecido cerca de la zona en donde se encontraba la morada de Gacy.
Los gendarmes encargados de la investigación buscaron en los archivos criminales de John encontrando su historial delictivo, el cual desde luego incluía varias denuncias por concepto de acoso y violencia laboral.
Eso fue lo que les permitió solicitarle al juez del condado una orden de registro, para poder revisar la casa del “Payaso Asesino”. Durante el cateo se encontraron varios permisos de conducir de jóvenes desaparecidos, así como algunas de sus pertenencias principales.
Algo que preocupó a los gendarmes que hicieron la redada, fue el fuerte olor que provenía del sótano de la propiedad de John Wayne Gacy. Al principio el dueño de la casa les dijo que ese aroma nauseabundo era causado por culpa de una tubería que se encontraba dañada.
Los policías no creyeron nada acerca de esa historia y pusieron a John en custodia temporal durante 24 horas, tiempo que se utilizó para entrevistar a los lugareños y así comenzar a sacar las primeras conclusiones sobre los hechos ocurridos en aquel lugar.
Horas más tarde, los peritos forenses confirmaron que uno de los artículos confiscados pertenecía a John Szyc, un muchacho que aparecía en la lista de “desaparecidos”.
De nuevo, la unidad de búsqueda regresó a la casa de Gacy, sólo que en esta ocasión revisaron en los cimientos de la casa, sólo para encontrar fragmentos de las horrorosas matanzas que el “Payaso Asesino”, había perpetrado.
Finalmente en vísperas de Navidad de 1978, John Wayne Gacy aceptó haber matado por lo menos a 33 individuos, de los cuales 27 cuerpos fueron hallados en las cercanías de su casa.
También se supo que algunos cadáveres fueron arrojados deliberadamente al río Des Plaines, en el instante en el que el espacio de la “cámara mortuoria” fue insuficiente para albergar a más víctimas. Por cierto, les tomó varios días encontrar el cuerpo de Piest.
La labor de investigación se llevó al menos un cuatrimestre del año siguiente, pues en abril de 1979, las autoridades por fin estuvieron en posibilidades de informar a la opinión pública de que se habían logrado identificar con éxito a casi todas las víctimas.
La sentencia de John Wayne Gacy
En 1980 el “Payaso Asesino” se declaró culpable de todos los cargos que se le imputaban alegando demencia. Sin embargo, la fiscalía presentó oportunamente testimonios de amigos y familiares de las víctimas, los cuales sirvieron para demostrar contundentemente de que aquel hombre había efectuado sus fechorías con premeditación alevosía y ventaja. Cuestión que indicaba que aquel individuo era un ser funcional y sobre todo racional.
El juicio duró cinco semanas. No obstante, el jurado únicamente necesitó un poco menos de 120 minutos para emitir su veredicto: Culpable, motivo por el cual John Wayne Gacy recibió la pena de muerte.
Catorce años después de aquella sentencia y luego de agotar los recursos legales que le quedaban, John fue ejecutado el 10 de mayo de 1994. En su celda se encontraron varias pinturas al óleo de payasos elaboradas por él.
Como dato curioso que comparto que esas obras macabras fueron puestas a la venta en una subasta de la policía. Según se sabe, dichas pinturas fueron destruidas en el mismo lugar, luego de que las pujas concluyeron.
Hay una muy buena película hecha para televisión en los años noventa, protagonizada por el actor Brian Dennehy en el rol del “Payaso Asesino”, que narra la lucha de un investigador para llevar a este hombre a la cárcel.
Se trata de una coproducción entre Estados Unidos y Canadá. La crítica en su día fue muy favorable, tanto que Dennehy fue nominado a mejor actor dentro de la categoría de “Programa Especial o Miniserie”.
Por desgracia, este trabajo cinematográfico siempre se ha catalogado como “película de culto”, hecho que lo ha condenado a quedar solamente disponible en cinta VHS. Algunas de esas copias se pueden conseguir en grandes sitios webs de venta por internet.
FUENTE: http://leyendadeterror.com/
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