Unos niños que estaban en un campamento de verano tenía que cumplir una misión que les había encomendado el monitor. Tenían que encontrar una bolsa roja. El grupo que la encontrara recibiría un premio dentro del campamento.
Una noche, uno de los grupos salió de sus habitaciones dispuestos a encontrarla por el campamento. Lo primero que se les ocurrió fue preguntarle al guarda nocturno. Este hombre les dijo que la bolsa pertenecía a Morgana un niña que era sonámbula. Una noche esta niña salio de su habitación y se ahogó cuando se cayó a la piscina del campamento. Morgana no sabía nadar.
El guarda les dijo que la abuela de Morgana vivía en una casa que esta al otro lado de la campa, por ello, les dijo que fueran a preguntarle a ella a ver si sabía algo. Al llegar allí, una vecina les avisó de que la abuela de Morgana había fallecido recientemente. Uno de los niños les propuso a los demás hacer una Ouija para preguntarle a su espíritu por la bolsa roja.
“Abuelita, abuelita… ayudanos a encontrar a tu nietecita”, dijo con voz suave uno de los niños. De repente una voz fuerte les dijo que fueran a la sala de juegos. Allí era donde Morgana y su hermana jugaban sin parar.
Cuando los niños entraron vieron todas las muñecas de las niñas y una figura…. Era el espíritu de la hermana de Morgana que vagaba por la sala con una muñeca sin cabeza que colgaba de su manos. La hermana no paraba de decir una y otra vez: “Morgana y yo queremos jugar quien serla el valiente que nos busque en el portal porque allí Morgana te puede esperar”.
Todos los niños retrocedieron hasta le pasillo y salieron corriendo, llegaron hasta la salida y sin darse cuenta estaban en la parte trasera del edificio. Allí una espesa niebla lo cubría todo, los niños no podrían ver nada. Solo se escuchaba el chirriar de un viejo columpio que se movía al son del viento.
De repente uno de ellos notó una presencia extraña, pero detrás solo había un viejo árbol con unas ramas muy esqueléticas. Sin embargo, algo les llamó la atención. En su tronco había un gran agujero. Uno de los niños se acercó temblando pero sacó su valentía para meter la mano en ese hueco húmedo y oscuro pensando que habría algo.
Rápidamente sacó la mano, había cogido algo. ¡Era la bolsa roja! Al abrirla vieron que estaba llena de medicinas. ¡La habían encontrado! Pero en lugar de celebrarlo se hizo el silencio. Al fondo del patio apareció una figura que se acercaba hacia ellos. Tenía una gran melena oscura y llevaba un camisón blanco. En ese momento se dieron cuenta de que era Mortana.
“Bienvenidos habéis llegado al lugar donde desaparecí. Llevo buscando mis medicinas muchos años. Un día las llevaba conmigo cuando salí a jugar con mis amigas pero no recordaba donde las había dejado”. En ese momento empezó a llover y los niños salieron corriendo de vuelta para el campamento.
A medio camino, uno de los niños se dio cuenta de que ninguno había cogido la bolsa. Se dio la vuelta y desde entonces sigue buscando la bolsa una y otra noche. Todas las noches se levanta a la misma hora para buscar la bolsa roja.
FUENTE: http://www.lainformacion.com
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