martes, 13 de noviembre de 2018

La Pachamama


Por Gerardo Pagano

En un principio, la palabra pacha designaba el tiempo de la creación del mundo, para luego referirse más estrictamente al universo de la fecundidad y de la abundancia, especialmente en las regiones del Noroeste argentino, Bolivia y Perú. Su nombre, en sentido lato, significa entonces o bien madre de la tierra, o bien madre de los frutos que da la tierra, madre de la abundancia. Su origen proviene del panteón incaico y ha trascendido generaciones hasta llegar a ser ampliamente venerada en las zonas antedichas hasta el día de hoy.

Mama remite, por supuesto, a la madre.

Otro de los nombres con los que se designa a la Pachamama es madre de los cerros, el ganado y los hombres, ya que se la considera una deidad protectora de los cultivos, los animales y los seres humanos, en tanto éstos no entren en conflicto con la naturaleza. Se pide su protección cuando las cosechas se ven amenazadas por heladas o sequías, antes de las épocas de apareamiento de los animales de explotación agropecuaria, e incluso antes de salir de cacería, ya que la Pachamama extiende su bendición a esta actividad siempre y cuando el hombre no la acometa por pura ambición o diversión cruel, sino para procurarse vestido o alimento.


La Pachamama es representada como una mujer indígena, de baja estatura, con una cabeza y pies desproporcionadamente grandes en comparación al resto de su cuerpo, acompañada por un perro negro, un quirquincho (especie de armadillo sudamericano)y una serpiente como lazo.

También es posible verla cargando alforjas con alimentos, oro y plata, con los cuales premiar a los viajeros que merecen su simpatía. La Pachamama, si bien es considerada un espíritu colaborador de las actividades humanas, puede asimismo resultar hostil a quienes desobedecen las leyes de conservación de la naturaleza; en tales casos, su rencor se muestra a través de la tormenta o de climas poco propicios para la supervivencia.

Otra costumbre difundida en las regiones sobre las que reina es la de pedir su socorro para evitar el apuntamiento (también conocido como mal de la montaña o soroche, consistente en casos de hipoxia o falta de oxígeno debido a la carencia de adaptación del organismo a la excesiva altitud).


Uno de los peores pecados que pueden cometerse a ojos de la Pachamama es la matanza de crías de guanaco (animal parecido a la llama, aunque más pequeño). Se cree que quienes han cometido este sacrilegio son castigados por la Pachamama con toda clase de desgracias, desde la pérdida de la hacienda hasta la muerte. Para apaciguar su ira, los lugareños se cuidan muy bien de dañar a estos animales en la fase de crianza de su existencia.

Se atribuyen a la Pachamama cualidades enamoradizas, así como también la capacidad de dejar prendado a cuanto varón la vea. Si ella ha decidido favorecer a un hombre, descarga sobre él todo tipo de fortunas, en general pecuniarias: su ganado se fortalacerá y multiplicará, sus cosechas rendirán más de lo acostumbrado, recibirá más dinero por la venta de sus productos. El carácter celoso de la Pachamama es una señal de alarma para cualquier mujer que sea la compañera del varón en cuestión, por lo que no es raro que éste sea abandonado por esposas o amantes que huyen buscando escapar de la competencia de la Pachamama, la cual puede llegar a ser mortal.

Si el enamorado es el varón, en ocasiones se lo ve vagar por los cerros, como extraviado, hasta desaparecer tras ellos para no ser visto jamás.


El culto a la Pachamama se celebra durante todo el año, pero es la fiesta del 1 de Agosto(denominada la corpachada) la que concita la mayor atención de entendidos y curiosos y dura, intermitentemente, todo el mes. En ella se paga a la Pachamama la challa o tributo: se le ofrecen frutas, granos, bebidas, tabaco, géneros, para que éstos vuelvan multiplicados durante el año a seguir. Otra costumbre es enterrar algo de alimento o derramar unas gotas de bebida sobre la tierra antes de consumir lo restante , indicando explícitamente que se trata de una ofrenda a la Pachamama: para ella es grato que los hombres compartan un poco de lo mucho que ella se esfuerza en entregarles.

La Pachamama no posee lugares oficiales de culto, pero es común observar en los caminos que transitan por valles y cumbres de la zona las llamadas apachetas, piedras apiladas formando un montículo, alrededor de los cuales se depositan los obsequios que se le hacen para obtener sus favores.

FUENTE: https://www.aboutespanol.com

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