lunes, 26 de noviembre de 2018

Los verdaderos Expedientes Warren: el poltergeist de Enfield y otros casos reales.


Hace algunos años se estrenaba Expediente Warren, una de las películas de terror más taquilleras de los últimos tiempos, que convertía a la infame pareja de demonólogos Ed y Lorraine Warren casi en héroes de cómic en pantalla. Con El caso Enfield, su secuela, vemos a la pareja viajar a Londres para investigar una casa encantada en otro sumario de apariciones, sillas que se mueven y gente poseída. Pero, ¿Qué hay detrás de estos casos? Las historias reales en las que estuvo la pareja implicada en mayor o menor medida se cuentan por docenas. Conozcamos los hechos reales en los que se basa la última superproducción de Warner y otros incidentes paranormales por los que los Warren pasearon sus crucifijos.


El Poltergeist de Enfield

El caso estrella de la secuela resulta ser uno de las historias paranormales más documentadas de la historia. Ocurrió en 1977, en una casa de Brimsdown, Londres. Peggy Hodgson denunció que sus hijos habían visto muebles moverse y juguetes lanzarse solos como proyectiles. El caso tomó relevancia y carices inquietantes cuando uno de los policías aseguraba que había visto una silla moverse sola, aunque no pudieron asegurar que no fuera desplazada mediante algún subterfugio desde otra habitación. Con el tiempo, la cosa se iba complicando para la familia y en las manifestaciones empezaron a aparecer voces demoníacas que atormentaban a las niñas, que además empezaban a levitar extrañamente en su habitación.

La cosa saltó a los medios y la prensa de Reino Unido le dio una cobertura inusual para este tipo, mientras tanto, los Warren pasaron por allí para hacerse la foto y dar su opinión de expertos en el tema, pero ni mucho menos llevaron la voz cantante en el caso. Fue el periodista Guy Lyon Playfair quien, junto a un equipo de investigación, estuvo presente en muchos de aquellos sucesos. En una ocasión, afirmaron que una pieza de lego se levantó y golpeó al fotógrafo. Posteriormente, Melvin Harris tomaría numerosas fotografías con la cámara en modo automático en las que las que se veía a las niñas supuestamente levitando.


El caso no duró un par de semanas, como en la película, sino que se alargó durante un periodo de dos años en los que la psicóloga Anita Gregory también hizo sus pesquisas e investigaciones paralelas. Janet, la hermana, empezó a cursar episodios de posesión en los que hablaba con otra voz ( se puede comprobar en audios documentados reales) y en las que aseguraba que era un tal Bill Wilkins, que había muerto en el sofá del salón de la casa de una hemorragia cerebral mucho tiempo atrás. Incluso llegó a estar internada durante más de un mes para que se le realizaran varios estudios.

Finalmente, la psicóloga consiguió tomar fotos de Janet doblando cucharas y lanzando objetos a propósito, y confesó más tarde que algunos de los sucesos fueron provocados por ella y su hermana mayor para dar miedo a sus hermanos pequeños. Finalmente, el 90% de los sucesos paranormales se replicaron por métodos científicos y el resto mediante teorías psicológicas sobre histeria colectiva, ya que los familiares sí que estaban convencidos de la posesión de Janet. El periodista y el fotógrafo aún creen que fue real.


Anabelle, la muñeca maldita

El caso de Anabelle se remonta a 1970, cuando una mujer le compró a su hija una muñeca Raggedy Ann en una tienda de antigüedades. Cuando la dejaba apoyada en la cama aparecía en distintas posturas cuando regresaba a la habitación. La mujer achacó que podría haberse movido cuando alguien hubiera empujado la cama, hasta que empezó a hacer lo mismo por toda la casa. Además, había notas que pedían socorro o "ayuda a Lou".


Un día regresaron a casa y encontraron a la muñeca cubierta de sangre. Cuando contrataron a un médium para ayudarles, éste se puso en contacto con una niña de siete años llamada Anabelle, que fue asesinada y abandonada en un descampado años atrás. Anabelle aseguró estar muy a gusto viviendo con la familia, dentro de la muñeca, pero los Warren, que se pasaron a investigar, determinaron que en realidad lo que había dentro de la muñeca era un demonio, por lo que la encerraron en una vitrina que se encuentra en el museo de ocultismo de Connecticut.


La casa encantada de Harrisville

La historia de la familia Perron, en la que se basa la primera Expediente Warren, no difiere mucho de cómo se narra en la película. La familia se mudó a la hacienda Arnold, Rhode Island en 1970. La historia de la propiedad incluía suicidios y asesinatos a través de varias generaciones. Mientras la familia se instalaba, las puertas se cerraban, los muebles levitaban y algunas de sus hijas eran atacadas por espíritus malignos, llegando a sugerir que llegaron a abusar de alguna de ellas. El peor de los espíritus era el de Bathsheba Sherman, una bruja y satanista que se había ahorcado en un árbol de la propiedad en el siglo XIX.


En repetidas ocasiones se les aparecía para que abandonaran la casa, cosa, que a diferencia de lo que ocurre en la película, sí se vieron obligados a hacer. Los siguientes propietarios también han reportado actividad paranormal.


El horror de Amityville

Quizá el caso más famoso de los Warren, probablemente gracias a la extensa saga de películas, está plagado de controversia y litigios. En 1974, el hijo mayor de la familia De Feo asesinó a tiros a seis miembros de su familia, incluyendo padres y hermanos, en su casa de Long Island.

Los siguientes inquilinos, la familia Lutz aseguraron que en la casa ocurrían hechos sin explicación. Olores, sonidos, puertas e incluso una extrañas gotas de gelatina que salían del suelo. Un frío inexplicable impedía calentar la casa a pesar de las chimeneas.


Abandonaron la casa y bajo críticas de sensacionalismo dejaron que se les hiciera la prueba del polígrafo para comprobar que no mentían. La pasaron. Los Warren aparecieron por allí un mes después, asegurando que había una presencia demoníaca en forma de niño, célebre por una inquietante fotografía en la que se le podía ver.


El juicio de Arne Cheyenne Johnson

Conocido como el primer caso judicial en el que la defensa utilizó la excusa de "el diablo me obligó a hacerlo", el asesinato de Alan Bono, casero de Johnson, a manos de éste fue el último escalón del caso de posesión del hermano pequeño de Debbie Glatzel, el hermano pequeño de su prometida.


El niño fue exorcizado con ayuda de los Warren. Ellos sostenían que el demonio pasó a Johnson, y que eso habra hecho al muchacho dar cuarenta puñaladas a su casero. Lógicamente, la historia no fue aceptada y acabó siendo condenado a cuatro años de cárcel.


Embrujo en Connecticut

En 1986, en Southington, una familia alquiló una casa que era una funeraria y que aún tenía restos del mortuorio en el sótano y un mausoleo en el exterior. Pronto el agua se empezó a teñir de rojo, los platos se rompían solos y se aparecían los muertos.


Los Warren concluyeron que los espíritus estaban enojados por que los antiguos funerarios tenían sexo con los muertos, pero incluso el escritor que contrataron los Warren para documentar el caso concluyó que los testimonios de la familia no eran muy creíbles.


Un hombre lobo diabólico en Lóndres

Bill Ramsey empezó a tener episodios de posesión a los nueve años. Normalmente venían acompañados de síntomas de licantropía, como ladridos y comportamientos de lobo. Atacaba y mordía a sus familiares.


En 1987 atacó a un oficial de policía con un comportamiento salvaje y animal, utilizando fuerza descrita como sobrehumana por los testigos. Se necesitaron seis oficiales a la vez para contenerle. Los Warren aparecieron por allí para asesorar y ayudar en el consecuente exorcismo para calmar a la bestia. Ramsey no ha vuelto a tener ningún episodio más.

FUENTE: https://www.elmundo.es

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