miércoles, 30 de noviembre de 2016
Dar paz y luz a un difunto
Cuando un ser querido nos abandona, algo de nosotros marcha con él. La vida y la muerte no son dos hechos aislados entre sí. La vida es metamorfosis y la muerte es un paso más dentro de la evolución del alma que nos encamina a centros más puros de energía.
No es éste momento ni lugar para comentar y desarrollar la teoría de la reencarnación pero de lo que sí deseamos dejar constancia es de que la muerte sólo es un tránsito que nos descarna de la materia y conduce nuestro espíritu a planos mucho más elevados de consciencia.
Pero, a pesar de lo comentado hasta el momento, es justo reconocer que cuando un ser querido desaparece, el vacío que sentimos en el alma es dolorosamente humano y comprensible. La ausencia física puede llegar a atormentarnos y los recuerdos se amontonan en nuestra mente llenándonos de añoranza.
Aún permanecen en nuestros oídos aquellas palabras dulces y precisas que, hasta hace poco, nutrían de amor nuestra existencia. Aún podemos escuchar el tono de su voz y percibir el suave aroma que invadía el espacio cuando el amado ausente entraba en una estancia o íntimamente se hallaba a nuestro lado. Y dicho olor, dolorosamente deseado, aún impregna nuestras papilas olfativas e invade la memoria de la parte del cerebro destinada al amor y a la evocación.
Nuestro corazón, aun consciente de que la muerte no existe, llora la ausencia aun sabiendo que, mientras en nosotros quede un átomo de vida física, mientras tengamos un recuerdo para la persona que ya no nos acompaña, su vida se prolongará a través de la propia, nuestro corazón ya jamás estará solo y la presencia del amor compartido acompañará todos los actos de nuestra existencia.
No obstante, es conveniente que nuestro amor y las circunstancias terrenales por las que estemos atravesando no anclen el alma del difunto a este plano de existencia terrenal a la que ya no pertenece. Deberemos aprender a amarlo con un sentimiento desprendido y orientar su alma hacia la luz del espíritu que rige y empapa el universo, permitiendo que desencarne totalmente en la seguridad de que nuestro sufrimiento se transmutará en la energía más pura que seamos capaces de ofrecerle.
Rezar por los muertos es una obra de misericordia, es algo que se hace para ayudar a alguien que lo necesita. Es bueno rezar por nuestros muertos, y también por los que no tienen nadie que rece por ellos, para que puedan descansar en paz.
Rezar por nuestros difuntos es algo que ayuda a que tengan paz ellos, y nosotros también.
Si un ser querido tuyo falleció, reza, pídele a Dios que lo reciba en su Gloria; la muerte de un ser querido es una pena muy grande, pero Dios es la fuente de todo amor; ten la seguridad de que ese amor que tú le tienes, viene de Dios, y, por la tanto, en brazos de Dios va a estar en el mejor lugar que existe, seguro y amado, como si estuviera en tus propios brazos. Habla con Dios, y entrégaselo en sus brazos. Y habla con él o ella, dícelo, que lo están esperando en el Cielo, y qe ahí va a estar rodeado de amor, y que tú siempre vas a quererlo, que desde el Cielo va a poder verte y cuidarte y llenarte de bendiciones, y que un día, Dios sabe cuándo, lo vas a alcanzar.
A veces, las personas se van dejando asuntos pendientes, y, entonces, rezar puede no ser suficiente. También hay que arreglar ese asunto. Si estabas peleado con esa persona, si necesitaban hablar para arreglar un problema, si nunca le dijiste que lo querías, si murió sin recibir tu perdón o sin dártelo a tí… Eso no los va a dejar descansar, ni a tu difunto ni a tí.
Disponte a arreglar ese asunto. Siéntate un día en un lugar tranquilo solitario y diríjete a tu difunto, platica con él, resuelvan el problema; trata de entender sus razones para actuar como lo hizo, o explícale las tuyas; perdónale o pídele perdón… Dile lo que sientes por él o ella, lo que significa para tí, tal vez lo único que necesitan es decirse: te quiero.
El espíritu no tiene las limitaciones del cuerpo; dos almas conectadas, pueden escucharse sin necesidad de verse físicamente, así que no dudes que te va a escuchar. Es posible que lo sueñes o lo sientas y te vas a dar cuenta cuando las cosas se hallan arreglado, porque vas a sentir paz en tu corazón.
Las siguiente es una oracion que te va a servir para rezar por el bienestar de las almas de los muertos, y también por nosotros, los que nos quedamos, porque la muerte de un ser querido es una pena muy grande y para superarla también necesitamos la ayuda de Dios.
ROSARIO DE LA LIBERACIÓN
Este rosario, con licencia eclesiástica, es una oración muy poderosa. De inmediato se siente alivio y calma.
Esta oración puede rezarse por el descanso de los muertos, por la salud de los vivos, o por cualquier cosa que nos esté preocupando, sólo se hace la intención y se cambia el nombre de la persona al hacer la oración. Se trata de solicitar a Jesús que cure nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra mente, y brinda de inmediato una gran calma, al sentirte escuchado por Dios.Se reza con un rosario, pero en las cuentas en las que va el padre nuestro se dice:
Si Jesús libera a ________, será realmente libre
Y en las cuentas en las que van las Ave Marías, se dice:
Jesús ten piedad de __________, Jesús sánalo, Jesús sálvalo, Jesús Libéralo.
Al concluir los 5 misterios, se pide a Jesus, que por su preciosa Sangre derramada por nosotros, nos conceda lo que le pedimos.
En el caso de los difuntos, podemos rezar:
Señor, por tu preciosa Sangre derramada por nosotros como muestra de tu inmenso Amor, te pedimos que liberes a ésta alma de toda pena, de toda culpa, de todo angustia, de todo pecado, de todo dolor. Te pedimos que cures su alma y la llenes de paz. Llena su alma de tu presencia, recíbelo en tu gloria, en tus brazos, y dale la dicha de sentir tu amor. Y a sus seres queridos, a los que se quedan, te pedimos, Señor, que les des el consuelo, que cures su dolor, que los acompañes siempre y les des tu bendición. Todo ésto te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
FUENTES: http://www.hechizos.us/ https://sarahelga.wordpress.com
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