jueves, 9 de noviembre de 2017
Leyenda La cueva de la Tigra.
En el Cerro de la Mesa existe una cueva llamada De la tigra, que lleva este nombre porque hace muchos años fue cubil de una fiera que atacaba al ganado de los rancheros.
Fue por eso que le pusieron ese nombre. También se dice que en esta cueva existe un tesoro encantado. Dicen que es un enorme montón de monedas de oro que permanece en espera de un valiente que se decida a entrar a lo más profundo de la cueva y desencantar el hechizo que las protege. Se sabe qué hace un tiempo entró a la cueva un hombre poseído por el interés de sacar el dinero. Con grandes esfuerzos logro arrastrase por el túnel de unos cincuenta metros de largo para llegar a una espaciosa bóveda ubicada en la profundidad de la gruta.
Luego de descender por unas escalinatas, descolgándose por las húmedas rocas como un chango, este hombre cuenta que había resto de escaleras muy antiguas que llevaban hacia el terreno parejo donde se observaba un enorme montón de monedas relucientes. Eran auténticas monedas de oro. Con la respiración agitada empezó a llenar los dos costales que para tal efecto llevaba. Una vez que los llenó pensó en sacar de uno en uno; atareado estaba en subir el primer costal repleto de monedas cuando de repente de una pared escucho la voz de una mujer que le decía "Para poder llevarte el dinero, primero deberás tomarte una copa conmigo en esta mesa"
Dejando el costal en el suelo escudriño el lugar de donde provenía la voz descubriendo a la mujer sentada en una pequeña mesa redonda en la que se encontraba una botella de vino y dos copas y una silla vacía. El hombre que era muy valiente se fue acercando a la mesa descubriendo que la mujer era muy hermosa, su cabellera le llegaba hasta los pies, era como una cascada, su rostro era de una belleza sin igual. Ella se encontraba sentada con las piernas cruzadas y un cigarrillo en la boca, su vestido de color negro contrastaba con la blancura de su piel.
El hombre le dijo "Acepto tomar el trago contigo a cambio del dinero, empieza a llenar las copas" La mujer tomo la botella mirando fijamente al valiente, mientras una sonrisa se le dibujaba en los labios. El hombre tomo la copa en sus manos, al igual que la dama, ella se llevó la copa a los labios sin quitarle la mirada de encima, el hombre estaba por hacer lo mismo cuando empezó a ver que los blancos y hermosos pies de la mujer ¡se transformaban en patas de cabra y los ojos se le ponían como brasas¡ el agradable rostro se le había transformado en el de un ser diabólico parecido a un murciélago que le miraba y se carcajeaba.
Con un nudo en la garganta, las quijadas trabadas y haciendo un esfuerzo logró decir "¡Dios mío, ayúdame¡" En ese momento pudo arrojar la copa sobre la mujer la que desapareció por una cueva ubicada en las paredes de la caverna. El montón de monedas desapareció tras una explosión que llenó la estancia de humo pestilente. De los costales ni se acordó, salió como un rayo y fue a parar hasta su casa. Estuvo enfermo por más de un mes donde al final pudo hablar y contar lo que le había pasado en la cueva de la Tigra.
FUENTE: http://www.paratodomexico.com
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