jueves, 14 de junio de 2018

El campanario maldito de la Catedral de Zamora en Michoacán, México.


¿Qué ocurre con los campanarios de la catedral de Zamora, en Michoacán, México? Las paredes resquebrajadas, las varillas oxidadas y los muros convertidos en pura ruina, a punto de convertirse en ceniza, puro polvo de los muertos…

La mayoría de los habitantes ignora que la construcción de la catedral quedó inconclusa hace ya bastantes años.

Siguiendo el proyecto del arquitecto Nicolás Luna para la iglesia del Carmen, en la vecina ciudad de Celaya, dicha construcción se inició en 1840, pero su levantamiento fue interrumpido, tan sólo –al parecer–, para cumplir aquella vieja sentencia de que “Iglesia que nace sin diseño original, jamás sus torres completa”.

Pero en realidad, esta iglesia vio crecer sus paredes durante 31 años en que se ensancharon sus naves, se decoraron sus capillas y sus torres fueron coronadas con bellos campanarios para llamar a la misa.


Fue a partir de 1871 que comenzaron a cuartearse los muros. “Defectos de construcción”, dijeron los moradores del lugar. Y por eso, se contrató al arquitecto Carlos Cornedi para reforzarlos. Sin embargo, sorpresivamente, mientras más se reparaban y corregían los defectos, nuevos brotaban en otros lugares del edificio. Miles de restauraciones tuvieron lugar en la catedral de Zamora y, sobre todo, en sus campanarios, donde se hacía más peliaguda la pelea… contra lo imposible y lo sobrenatural. En verdad, los defectos de la catedral de Zamora nacían sin razón ni explicación posible. Los muros se resquebrajaban contra todos los cálculos de un buen diseño y de material utilizado en su construcción. La única explicación posible la dieron luego cazafantasmas que chequearon el templo: la presencia de espíritus –nada benévolos–, que habitaban los campanarios, se oponían al progreso del edificio.

Así, en 1879, se decidió detener la construcción de la hermosa catedral poseída por tan mala suerte, y para la que se invirtieron más de 39 años sin poder terminarla. Luego, en 1904, la torre izquierda cayó estrepitosamente. Comenzaron a reconstruirla nuevamente. Pero nada, imposible terminarla…


Supersofisticados equipos actuales han comprobado la presencia de fantasmas en la iglesia, pero para exorcizar los campanarios de Zamora es necesario una autorización, que no llega. Mientras tanto, están ahí, olvidados en un punto de Michoacán, convertidos en una ruina poseída por ánimas, que el tiempo no ha podido derrotar.

Fuente: Entérese Nº 238 - http://www.laentradasecreta.com
Foto: Martha Alicia

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