jueves, 28 de junio de 2018

Entre el cielo y la tierra. Curanderos y sanadores.


Francisco Cabrera / LES

Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de la imperiosa necesidad que tienen muchas personas de ser felices, de vivir sanos y en paz, de encontrar un equilibrio interno que se les perdió. Estos, entre otros, son los síntomas de una sociedad febril y consumista que conduce a estas personas enfermas a buscar alivio y casi siempre, un milagro.

Seamos sinceros. El curandero puede, efectivamente, curar, con o sin ayudas sobrenaturales; pero también existe una saga de comerciantes de lo oculto que, sin ningún tipo de escrúpulos, aprovechan la inocencia, la desesperación y la ignorancia de unos cuantos ¿Dónde comienza la verdadera curación? Pocos lo saben.

Lo que sí se sabe es donde empieza la burla y la estafa y sobre todo, donde acaban los estafadores.

Durante los últimos años, las víctimas se han ido dando cita para denunciar a los vividores de lo sobrenatural.


En muchos casos, como el ocurrido en Leganés (Madrid) en abril de 1993, la conducta del curandero está ligada a actividades delictivas. En este caso concreto, el autor de los hechos fue detenido en su domicilio acusado de estupro y tráfico de drogas. Denunciado por una menor, acudió a él para solucionar una enfermedad asmática. El curandero -al parecer- drogó a la joven y mantuvo relaciones sexuales con la misma en dos ocasiones durante su tratamiento. Narciso Serrano, de 59 años, incitó a la muchacha a esnifar cocaína para, posteriormente, pasar a su tratamiento, basado en masajes y tocamientos por todo el cuerpo.

Es evidente que el uso de drogas se ha hecho de uso corriente en este tipo de actividades. Pongamos otro ejemplo. Es el caso de una curandera de Coria del Río en Sevilla, que daba cocaína a los niños con la intención de engordarlos. El día 1 de junio de 1994, fue juzgada en Sevilla acusada de estafa y tráfico de drogas. Al parecer la curandera realizaba una serie de brebajes que -según ella- podía curar la leucemia en los niños. Llegó a cobrar hasta 700.000 pts. en unas consultas.

Ocurre a veces que no es una dolencia física, sino espiritual la que hace acudir a videntes y curanderos. El vacío espiritual y la inseguridad religiosa dieron de comer a videntes como Antonia Alvarez cuando en 1990 vio “llorar”a una imagen del Cristo de Limpias (que por cierto, se hizo muy popular) y que, a partir de ese momento reunió a gran cantidad de personas a su alrededor llegándoles incluso a entregar a la vidente de Denia (Alicante) unos 200 millones de pesetas para construir una capilla donde -supuestamente- se producirían curaciones. Al ver los vecinos que el milagro no se producía decidieron denunciar a la vidente. En 1995 es absuelta por la sección tercera de la Audiencia de Alicante por falta de pruebas.


Otra de las actividades delictivas favoritas de los curanderos sin escrúpulos es el abuso a menores, a veces incontrolado y que, desgraciadamente, ocurren muchas veces en el seno familiar, como es el caso de un curandero de Aznalcóllar, también en Sevilla que, junto a ¡otros siete familiares más! obligaron a un sobrino suyo de 15 años y en tres ocasiones a masturbarse delante de ellos, mientras estos miraban y reían. Estas vejaciones ocurrieron en 1988 en un ambiente ritual, rodeado con velas y luces. El problema también es que los familiares creían a pies juntillas que el curandero podía hablar libremente con Jesucristo. El fiscal pidió tres años de prisión en junio de 1995.

El extremo de estos casos llega cuando personas con conocimiento profesional de la medicina, adoptan nuevas técnicas procedentes de la nueva era, produciendo con ello nefastas situaciones. No echemos la culpa a las técnicas de control mental usadas por el Dr. Hamer, sino a aquellos que la utilizaron como único medio de salvación. En agosto de 1995 una familia de Barcelona denunció sin éxito a un médico discípulo del ex doctor Ryke Geer Hamer, quién convenció a Elena Lumbreras, enferma de cáncer de mama, a no recibir medicaciones ni tratamiento ortodoxo. Cuatro meses después, negándose a todo tipo de ayuda, intentando que su mente la cure, Elena muere en su domicilio.

Curar o no curar, he ahí el dilema. Los curanderos y videntes verdaderos son irreconocibles por las masas, pueden tener poderes o acceder a conocimientos ancestrales. Seamos realistas y aceptemos la verdad. No todos los que son curanderos y videntes defraudan, ni todos los que defraudan son curanderos o videntes. ¿Dónde está la frontera? Discernir la verdad es difícil, pues sólo hay un paso entre el cielo y la tierra.

FUENTE: http://www.laentradasecreta.com

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