Son varios los relatos que se acumulan en Internet desde la década de 1990 sobre la aparición de jóvenes de entre nueve y 17 años con los ojos negros, algunas veces llamados ‘Bek’. El más elocuente de ellos corresponde a lo vivido por el periodista estadounidense Brian Bethel el 16 de enero de 1998.
Los diversos reportes de encuentros con estos seres alrededor del mundo coinciden en una sola cosa: que los niños son rodeados por un aura casi sobrenatural y siempre peligrosa.
A veces los reportes hablan de un encuentro con uno o dos, siempre descritos como niños confiados y elocuentes que intentan persuadir a la víctima para que los deje entrar a su hogar para usar el teléfono, para descansar o un sinfín de excusas más; incluso hay historias en las cuales 'piden' ser acompañados o que se les de un aventón a casa. La víctima entonces comienza a estar de acuerdo con sus peticiones, aún si aparecen algo perturbadoras; o al menos hasta que notan que los ojos de los niños son completamente negros. Y si es que el niño se da cuenta de que la víctima lo ha notado, comienzan a actuar de forma enojada e insistente; al grado que algunos testigos creen que los niños pueden estar usando alguna especie de control mental de bajo nivel para obligarlos a acceder, o que de alguna forma tienen habilidades hipnóticas.
No existe una descripción o un concenso de qué puedan ser, o que explique el porqué el color de los ojos; y las múltiples teorías van desde fantasmas, demonios, vampiros e incluso alienígenas que buscan aparecer 'comunes' ante sus víctimas (similar a la descipción de Slender Man y su apariencia básica); pero todos los testigos están de acuerdo en que los niños de alguna forma buscan acceder a una casa o vehículo, y que son incapaces de entrar por su cuenta.
La Historia de Kerrie Kisner "una presencia fantasmal":
Kerrie Kisner se dirigía a su hogar en Raleigh, Carolina del Norte (Estados Unidos) cuando decidió detenerse en un centro comercial llamado “El Triángulo”. De acuerdo con su historia, aún no entiende qué la llevó a detenerse en este lugar (que nunca era una parada común en su itinerario), solo sabe que lo hizo… y que hubiera dado todo por no hacerlo.
“Había muy poca gente allí, y me pareció extrañamente macabro el silencio que rondaba el lugar… cuando volví a mi auto, me encontré con una mujer de edad y un joven a la vuelta de una esquina del Centro Comercial… de inmediato, el joven captó mi atención, nunca había visto a alguien con una figura tan particular”.
Así comienza su relato la joven, que a la sazón tenía 20 años y estaba estudiando en la Universidad. De acuerdo con Kerrie, el muchacho parecía normal a la distancia, pero a medida que se acercaba notaba más y más rasgos particulares: un cabello completamente negro, una piel particularmente pálida y ojeras que parecían indicar que no había dormido en semanas. El joven mantenía una conversación con la anciana, parecía estarle pidiendo algo.
El muchacho la ignoró hasta que pasó al lado de la pareja. Entonces, volteó su rostro hacia ella: “Me paralicé. Sus ojos eran negros como la noche, opacos, casi muertos. La mirada en sus ojos me ha perseguido desde entonces, la sensación que me dio fue como si no estuviera allí realmente”.
Kisner relata con terror esta historia, como si aquellos ojos aún la persiguieran. Afirma que desearía jamás haberse detenido en aquel centro comercial.
Ezequiel Finch y su encuentro con los no – humanos:
Ezequiel Finch es un personaje un tanto… misterioso. Normalmente procura cuidar su identidad, por lo que es complicado decir su edad o procedencia. Dice que ha tenido dos encuentros con estos personajes: uno en Albuquerque, Nuevo México; otro en su ciudad natal, en la costa este, la cual prefiere mantener en secreto.
El primero de sus encuentros ocurrió en una helada noche, en medio de una multitud. Ezequiel cuenta que comenzó a sentirse inquieto, como acosado por alguna presencia maligna. Pronto se dio cuenta de qué se trataba: “La gente respira todo el tiempo. Ellos inhalan antes de hablar… pero cuando ellos hablaban, no se veía nada. Todos los demás tenían un vaho visible que indicaba su respiración, ellos no”.
Ezequiel los observó atentamente por varios minutos y entonces entendió por qué su respiración no era visible: no estaban respirando. “No habían movimientos en sus pechos. Estaban quietos, como un cadáver”.
Ezequiel está convencido de que no se trata de espectros ni extraterrestres, sino de vampiros. En su segundo encuentro una mujer intentó convencerlo de que la dejara entrar a su casa. La temperatura rondaba los 0 °C y la mujer vestía con una minifalda. Sin embargo, algo lo hizo dudar y, al fijarse, notó la ausencia de vapor y lo negro de sus ojos. Tras esto, se negó a abrir la puerta.
De acuerdo con este hombre, se trata de criaturas malignas, interesadas en dañar a las personas: “Ellos quieren que estés confiado. Quieren que te sientas seguro, que pienses que son inofensivos. Quieren que les ayudes, que los dejes entrar en tu auto o en tu casa… son depredadores”.
¿Qué son estas criaturas?
En una ocasión, un personaje anónimo afirmó haber combatido a una de estas criaturas. De acuerdo con su versión, su aspecto no cambia una vez las personas determinan su verdadera identidad, pero si muestran sus dientes (afilados) y sus ojos adoptan un cariz aún más oscuro.
Hasta el momento, la teoría más importante es que se trata de monstruos, criaturas que viven de nuestra carne (o nuestra sangre, o nuestras almas). Varias personas hacen la misma advertencia: “No los dejes entrar, no trates de hacerte amigo de ellos. No son personajes de una comedia romántica… son monstruos que se disfrazan de seres humanos”.
FUENTES: http://www.portalnet.cl/ http://misterios.co/
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