La idea de que el alma puede encarnar en diferentes cuerpos es muy antigua: los kikuyo en Kenia creen en la existencia de dos almas de un individuo, una de ellas reencarna en otra persona y la otra se va al mundo de los ancestros. En las culturas orientales como Japón y China también existe una fuerte creencia en la reencarnación, siendo el Tibet el caso más notorio con el Dalai Lama que se dice es la reencarnación de Buda en la Tierra.
En la Grecia clásica filósofos de la talla de Platón hablaban de la reencarnación, en Fedro (escrito en 246 a.C), Platón explica como el alma puede reencarnar en determinado cuerpo dependiendo de la verdad que haya alcanzado en su vida actual. Fue también en Grecia donde se adoptó el término metempsicosis utilizado por los pitagóricos para referirse a algunas mutaciones que sufren algunas partes del ser humano y que pasan a otras personas e incluso animales.
Sin embargo, es en la India donde surge la creencia en la reencarnación entre los siglos V y VII a.C y donde encuentra sus principales adeptos. Más tarde llegaría a los griegos donde algunos filósofos adoptaron esta filosofía. Más tarde la reencarnación fue relacionándose con la noción del karma según la cual, la nueva vida que recibas dependerá del comportamiento que tuviste en la que acabas de dejar, es decir, quien haya llevado una vida deshonrosa reencarnará en un ser inferior, como un insecto; por el contrario, una vida con buen karma transmigrará o reencarnará en un ser superior y si todas las vidas en las que se ha reencarnado tienen un buen karma, entonces el alma alcanzará la perfección y no serán necesarias más reencarnaciones.
La reencarnación en el cristianismo
El cristianismo no acepta la reencarnación, se dice que Jesús resucitó al tercer día, pero volvió a la vida en su mismo cuerpo y sólo para ascender a los cielos. Conforme a esta religión, una vez que el alma ha dejado el cuerpo sólo tiene tres posibles destinos: el cielo, si tuvo una vida honrosa; el purgatorio, cuando aún tiene algunas culpas que pagar; y el infierno para aquellas almas condenadas y pecadoras. Sin embargo, aunque es una creencia rechazada en el cristianismo como lo conocemos hoy en día, vale la pena recordar que en el cristianismo primitivo, principalmente entre los gnósticos, se aceptaba la posibilidad de la reencarnación, dado que era una creencia muy extendida en culturas como la Romana.
La opinión de la Parapsicología
La parapsicología es otra corriente que no acepta la reencarnación, en este caso el espíritu o alma de la persona se va a otro lugar y cuando queda atrapado en el mundo de los vivos hablamos de fantasmas que podrían poseer el cuerpo de un vivo para transmitir un mensaje y que no necesariamente se trata de posesión demoníaca.
FUENTE: http://lascosasquenuncaexistieron.com/
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