Según las revelaciones de varios miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses que prestaron servicio en la Base Aérea de Wright Patterson, en el hangar número 18 de dicha instalación militar se custodiaron los restos de varias naves extraterrestres estrelladas en nuestro planeta y los cuerpos de algunos de sus ocupantes. Durante décadas, ingenieros habrían estudiado esa tecnología de otro mundo, consiguiendo aplicar parte de la misma a modernas aeronaves y armas.
Originalmente llamada Wilbur Wright Field en honor a la hazaña de los hermanos Wright, que lograron hacer volar al primer avión de la historia, la base de Wright Patterson fue construida en 1917 para perfeccionar los entrenamientos militares de los soldados que se preparaban para luchar en la I Guerra Mundial. Hoy en día, cuenta con más de 22.000 trabajadores y es la sede del Instituto de Tecnología de las Fuerzas Aéreas y del Centro Espacial de Inteligencia de EE UU. En sus instalaciones se llevan a cabo pruebas de armamento de última tecnología desde los primeros años de la Guerra Fría, pero en las últimas décadas ha recibido la atención de los medios de comunicación a causa de las informaciones que aluden a la posibilidad de que en su interior se almacenen restos de OVNIs estrellados y los cuerpos sin vida de sus tripulantes.
Uno de los testimonios que más dieron que hablar lo ofreció Mark Magruder, hijo del héroe de la II Guerra Mundial Marion Magruder, conocido por el sobrenombre de Black Mac. Mark aseguró en 1997 que su padre, en el lecho de muerte, le había confesado un secreto que no quería llevarse a la tumba. Black Mac formó parte de la última promoción de élite de la Escuela de Guerra Aérea que, según un documento secreto actualmente desclasificado y fechado en julio de 1947, acabó siendo trasladada a la base de Wright Patterson pocos días después del accidente de una nave extraterrestre en Roswell, acaecido el 7 de julio de 1947.
Durante su estancia en dicho centro militar, Black Mac pudo observar y tocar algunas de las partes del fuselaje del platillo volante estrellado, como una plancha metálica que tenía la capacidad de autoregenerarse, resistiendo cualquier tipo de rasgadura. Black Mac habría asegurado a su hijo que pudo contemplar cómo entraban en Wright Patterson varios cuerpos del tamaño de un niño de corta edad, uno de los cuales aún estaba con vida. Realizaron varios experimento con él, y a pesar de que intentaron mantenerlo vivo, al final no lo lograron. Este ser tenía una cabeza enorme en comparación con su pequeño cuerpo, largos brazos y cuatro finos dedos en cada mano.
Otro testigo de estos hechos, Robert Collins, capitán de las Fuerzas Armadas de EE UU, no tuvo reparos en confesar a cara descubierta que a las instalaciones subterráneas del edificio número 18 de Wright Patterson fueron trasladados los cuerpos de varios alienígenas rescatados en sendos accidentes de naves de otros mundos.
El hangar 18 se sitúa en algún lugar de Nevada que el Google Earth se niega a mostrar, ya que la imagen en ese punto se ve cambiada por montañitas de color más claros a las que están a su lado.
Según los lugareños de Nevada, que se encuentran en las cercanías del área 51, la ruta más directa para llegar es la de seguir los carteles que dicen "No pasar. Uso mortal de la fuerza permitido.". Si usted sigue los carteles, logra distraer al personal de seguridad y entrar en el área 51 sin ser visto por ninguna forma de vida, entonces siga su camino sin mirar atrás para no levantar sospechas y entre al hangar 18.
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