martes, 25 de abril de 2017

Leyendas de terror poblanas.


Puebla es una de las ciudades más antiguas de todo México. Por lo tanto, es normal que en un lapso de casi medio siglo se hayan creado historias y leyendas aquí. La capital angelopolitana es un lugar que cuenta con todo tipo de relatos transmitidos de manera oral generación tras generación. Es por ello que, a continuación, te presentamos algunas leyendas de terror de la capital poblana.

La fuente de los muñecos

En la década de los 30, el gobernador Maximino Ávila Camacho vivía en el Barrio de Xonaca. Aquí se encontraba un pozo que daba agua a los habitantes. Los hijos del funcionario, un niño y una niña, eran conocidos como “los muñecos” por sus pulcros atuendos. Un día, fueron a la escuela en un día lluvioso y fue la última vez que se les vio.

El gobernador ordenó una búsqueda, pero nunca fueron encontrados. En su luto, ordenó que se cerrara el pozo y se construyera una estatua que rindiera honor a sus desaparecidos hijos. La leyenda cuenta que las estatuas en la fuente se salen de su lugar en las noches. Reaparecen en la mañana con las rodillas raspadas y los zapatos sucios, como si regresaran de jugar.


El callejón del muerto

En 1785, Anastasio Priego salió a buscar una partera para su esposa, Juliana Domínguez, quien estaba en labor de parto. Fue a buscar a la partera doña Simonita durante la noche, armado de capa y espada. En su camino, cruzó por el empedrado Callejón de Yllescas, hoy 12 sur entre 3 y 5 oriente.

Ahí, un asaltante lo interceptó. Sin embargo, don Priego era buen espadachín y lo asesinó en defensa propia. Continuando su camino para buscar a la partera, dejó el cuerpo en el callejón. Su alma en pena empezó a deambular por el callejón hasta que recibió la absolución por un padre años después, quien escuchó su confesión.


La excancha de San Pedro

Lo que hoy es San Pedro Museo de Arte comenzó siendo un hospital del siglo XVII. Cuando comenzó la transformación del lugar en dicho museo, la tarea corrió a cargo del arqueólogo Eduardo Merlo. Él relata que cuando el adoquín fue levantado para reemplazarlo por piso, se descubrieron incontables huesos humanos.

Se sospecha que, cuando aún era hospital, se enterraban a los muertos en el patio del recinto. Dicho patio era conocido como al excancha de San Pedro. Ahora, muchos afirman que los niños, adultos y ancianos enterrados deambulan por las noches por esta galería de arte.

FUENTE: http://pueblados22.mx

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