Venecia esconde en su haber no sólo carnavales y máscaras geniales sino crímenes, fantasmas, palacios de la mala suerte y callejones de la mala sombra. Una urbe al otro lado de la célebre plaza de San marcos. Un mundo lleno de misterios y leyendas. Un jardín misterioso, una rejería casi dando aspecto de fortificación, cristales rotos, las aldabas con caras de diablos… Justo en la calle de al lado, la gente sortea las inmediaciones del palacio…
El palacio Ca’ Dario desde el siglo XV se cobra la vida de todos sus huéspedes y es una de las imágenes turísticas más emblemáticas de Venecia. El nombre de Ca’ Dario le viene dado por el senador y comerciante veneciano Giovanni Dario. En 1487, encargó el proyecto al arquitecto Pietro Lombardo en un antiguo cementerio de Templarios. Los más supersticiosos achacan a este hecho el largo historial de desgracias del bellísimo edificio veneciano.
Años más tarde del fallecimiento del cabeza de familia, Marieta Dario, hija del senador y comerciante, ocupo la casa junto a su esposo Vicenzio Barbaro. Se trata de un palacio precioso de tres plantas, con muchas chimeneas y con un jardín inmenso. A partir de este punto, todo fue un autentico río de desgracias: los Dario se arruinaron y Marieta y el resto de la familia se acabaron suicidando. Los Barbaro se quedaron con el palacio los siguientes años, y en el siglo XVII, uno de los sucesores y gobernador de Candia, murió asesino en extrañas circunstancias.
Más tarde un rico comerciante de diamantes armenio se encapricha del palacio y lo compra. Tras perder todos sus bienes muere en la miseria. Los años pasan, y el edificio llega a las manos de Randon Brown, estudioso y escritor ingles. Supuestamente homosexual, se acabó suicidando también, junto con su compañero, en dicho palacio. No fue el único gay que habitó Ca Dario: Charles Briggs, siguiente dueño, huyó de Italia por las acusaciones de homosexual, y acabó muerto al poco tiempo en México.
Pero la maldición llega hasta nuestros días. En 1970 el entonces flamante propietario del inmueble, el conde Giordano delle Lanze, fue asesinado en Ca’ Dario por su amante, Raúl, un joven marinero serbio de 18 años que le abrió la cabeza con una estatua de bronce. Tras cometer el crimen, Raúl huyó a Londres, donde a su vez fue asesinado.
Para entonces, la maldición de Ca’ Dario ya era de dominio público. Pero eso no evitó que Christopher Lambert, el mánager del grupo The Who, la comprara en 1981. Al día siguiente de hacer la adquisición, fue volando a Londres debido a una llamadas de urgencia de su madre. No llegó a estrenar el palacio, pues falleció al caerse por las escaleras en casa de su madre.
El siguiente fue el hombre de negocios italiano Fabricio Ferrari quien, tras comprar la dichosa casa, murió endeudado hasta las cejas en un accidente de coche. También su hermana Nicoletta, que vivía en esa mansión, aparece muerta desnuda en un descampado.
La casa pasa a manos de un rico empresario químico que se quita la vida por haber sido inculpado por recibir sobornos y por corrupción. La misma suerte corre el tenor Mario del Mónaco: cuando va a comprar Ca Dario tiene un accidente de coche y pasa 8 meses en cama, alguien le explica entonces la maldición del palacio y decide no comprarlo.
La casa pasa así a manos del financiero Raul Giardini, quien se quitó la vida en 1993, justo un día antes de que el grupo empresarial que dirigía se declarara en bancarrota, debido al escándalo de los procesos de corrupción de Manos Limpias. Desde entonces Ca’ Dario estaba abandonada. Hasta ahora, que ha sido adquirida por un millonario americano. ¿Volverá Ca’ Dario a imponer su maldición?
Ca Dario es un palacio maldito que se ha cobrado varias victimas a lo largo de cinco siglos. Los propios venecianos respetan un lugar que el propio Monet plasmo e inmortalizo en su cuadro Palacio Dario en 1908.
Cuadro de Monet “Palacio Dario”
Son muchos los venecianos que no pasan cerca de la construcción. Sin embargo, dicen que los visitantes no sufren de esta maldición, sino que al contrario, visitarlo -según se ha corrido el rumor- trae buena suerte. Eso sí: desaconsejan habitarlo o comprarlo.
FUENTE: https://labitacoradelmiedo.wordpress.com
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