lunes, 12 de junio de 2017

Cele Kula, la torre de las calaveras.


La Torre de las calaveras o “Cele Kula”, se encuentra en Serbia, en la ciudad de Nis. Fue construida con las calaveras de los serbios asesinados por las tropas turcas en la batalla de Cegar, en 1809, y hoy en día es un curioso reclamo turístico.

A principios del siglo XIX los serbios  se rebelaron contra el imperio turco, presente más de cuatrocientos años en la zona. En mayo de 1809, los insurrectos serbios fueron derrotados  durante el primer levantamiento serbio contra  el imperio turco (1804-1813).   12.000 rebeldes habían sitiado la ciudad de Nis,  defendida por una guarnición turca.


La batalla principal se produjo contra los insurrectos pertrechados en la colina de Cegar, situada unos kilómetros al noroeste de Nis. Los  rebeldes, comandados por Stevan Sindelic, se encontraban atrincherados, y cuando el comandante se vio completamente rodeado   y con la batalla definitivamente perdida,  disparó a un deposito de pólvora que había en una zanja, provocando una enorme explosión que acabó con todo rastro de vida a su alrededor: muchos de los atacantes, sus soldados y, obviamente, el mismo.


Con la idea de disuadir a la población de  más insurrecciones, el  comandante turco de la ciudad   ordenó construir una torre que mostrara las calaveras de los soldados serbios muertos en aquella batalla. Un total de 952 cráneos fueron colocados en tan macabra construcción. En lo alto de esta se encontraba la calavera del comandante Stevan Sindelic. Las cabelleras de todas las cabezas fueron enviadas al  sultán como prueba de la victoria.

La torre con sus 952 calaveras, tiene una base cuadrangular, alcanza los tres metros de altura y fue levantada junto al camino de Constantinopla.


En 1892 se construyó una capilla con donativos de toda Serbia  para  proteger lo que quedaba del monumento.  Actualmente, tan solo hay 58 calaveras. Muchas de ellas fueron robadas por los parientes de los muertos para poder enterrarlos. El cráneo del comandante Stevan Sindelic sigue aun allí.


El poeta francés Alfonso de Lamartine. Al enfrentarse a esta torre escribió:“Mis ojos y mi corazón se posan en las cabezas cortadas de aquellos que se convirtieron en la piedra basal de la independencia de su tierra natal. Conserven este terrible monumento. Enseñará a vuestros hijos el precio real que pagaron sus padres por la independencia”.

FUENTE: https://www.elpensante.com

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