miércoles, 24 de agosto de 2016

El monstruo invitado: Akaname


Los japoneses tienen fama de ser muy limpios, y esto no ocurre por casualidad.

Si hay una parte de la casa japonesa que se limpia a conciencia, ésta es el cuarto de baño- en general- y la bañera- en particular. No en vano, existe una criatura, un yôkai, que lleva siglos acechando las viviendas de aquellos insensatos que no prestan la suficiente dedicación a algo tan importante como el aseo y la limpieza.

Aunque es probable que la tradición arranque de mucho antes, es en 1776 cuando el Akaname entra con fuerza. Y lo hace gracias a la publicación de uno de los libros más importantes en cuanto a yôkai se refiere, el Gazu Hyakki Yagyô o lo que es lo mismo, El desfile nocturno ilustrado de los cien demonios.


En el libro, aparecía la ilustración de una extraña criatura, seguramente inspirada en el aka-neburi, un yôkai muy similar, por no decir idéntico que aparecía en otro famoso volumen años atrás, el Kokon Hyaku Monogatari Hyō‎ban– Cien cuentos extraños y raros.

El nombre lo obtiene de aka– mugre- y name– lamer- y le viene como anillo al dedo, ya que el Akaname se desvive por chupar toda la mierda que encuentra en el baño. Ojo, cuando digo “baño” hablo del lugar donde uno se baña y arregla, si habláramos de retrete, el monstruo sería todavía más desagradable.


Normalmente se representa de color rojo – la palabra aka en japonés suena como akai: color rojo- con el tamaño de un niño y con una larga lengua que le permite acceder a toda la porquería, por bien escondida que esté.

La presencia del Akaname en Japón tampoco es arbitraria. A día de hoy es difícil de ver, y la principal razón de esta ausencia es que su hábitat natural es la casa tradicional japonesa, donde el baño se solía separar de la estructura principal y solía estar construido en madera. Te puedes imaginar la cantidad de moho y suciedad que puede aparecer en verano con estos índices de humedad tan altos que tenemos por aquí.


Resulta sorprendente, pero el Akaname es un ser inofensivo, ahora bien, como dice Nonnonba en las viñetas que podéis leer aquí arriba, lo terrible del asunto es que los fantasmas atraen a más fantasmas, y aquellos que vengan “invitados” por este yôkai, seguramente, tendrán unos hábitos alimenticios muy diferentes.

Aún así, esto no es lo peor de tener al Akaname como huésped.

Si se corre la voz y los vecinos del pueblo descubren que en nuestra casa habita uno de estos monstruos, rápidamente se propagará el rumor de que somos unos guarros y, ya sabes, en Japón “el que dirán” es muy importante…

FUENTE: https://creativoenjapon.com

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