martes, 4 de diciembre de 2018

El cuarto del demonio .


Hace unos 5 años, cuando yo apenas tenía como diez u once años, mi familia y yo vivíamos en una casa, pero nos tuvimos que mover a esa casa porque donde vivíamos un huracán la había destruido.

 Cuando fuimos a ver la casa la energía se sentía pesado y oscura, pero no le tomamos importancia. El dueño de la casa se miraba desesperado, parecía que ya quería salir solo cuando habíamos entrado. Nos empezó a enseñar la casa, que por cierto era muy amplia y a un precio demasiado bajo para tal tamaño. Cuando entramos al segundo cuarto que él nos enseñó, una estatua de la ‘Santa Muerte’ estaba ahí. Mis padres muy religiosos le pidieron a aquel señor que la sacara para cuando nosotros habitemos, y pues el dueño lo hizo.

 Dos semanas después de eso, nos mudamos. Mi hermana mayor tomo el primer cuarto que vio, mi hermana menor y yo tomamos el cuarto que estaba en frente del de ella, donde estaba esa estatua, y mis padres tomaron el cuarto más grande de la casa y todavía quedaba uno. Al poco tiempo, mi hermana les pregunto que si su novio podía vivir con nosotros, y ya que había un cuarto disponible lo aceptaron solo con que ayudara a pagar los gastos.

 Los meses pasaron y todo se veía normal, pero no en el cuarto donde mi hermana y yo dormíamos. Ahí, en la noche yo podía oír que alguien me hablaba de mi armario. Hubo muchas veces cuando yo quería ir a ver si de verdad había algo o alguien, o si solo era yo alucinando cosas.


 MI hermana en esa casa empezó a bajar demasiado de peso, que hubo un punto donde todos pensábamos que era anoréxica, pero ella comía bien y hacia ejercicio, así que no tenía sentido.

 Todas las noches escuchaba mi nombre, y hubo una vez que hasta me paralice porque sentía el aliento de alguien en frente de mí. Una vez de tantas, me arme de valor y cuando oí que alguien o algo decía mi nombre del armario me levante de la cama. Iba temblando del miedo mientras caminaba al armario, pero estaba cansada de no dormir desde que llegue a esta casa.

 Cuando abro la puerta corrediza de mi armario, solo llego a mirar un niño sentado en la esquina por mis zapatos, pero en eso que parpadeo para ver si de verdad estaba ahí o si solo era mi imaginación, el niño desapareció.

 A la mañana siguiente mientras comía mi desayuno, mi hermana menor (la que duerme conmigo) sale del cuarto un poco angustiada.


 “¿Que tienes?” le pregunto mi mama mientras ella se sentaba.

 “¿Ayer no oíste como que alguien hablaba del armario?” mi hermana me pregunto y yo solté mi tenedor.

 “No, estas alucinando,” yo le dije.

 Ahí quedo nuestra conversación.

 Ya cuando entro la noche, mi hermana estaba sentada en su cama y está viendo directamente a la puerta del armario.

 “¿Qué esperas? Sal para ver tu cara cobarde,” mi hermana le dijo al armario y en eso se oyó una risa maligna del armario.

 “Daniela, para,” yo le dije a mi hermana mientras ella se paraba.

 Cuando abre la puerta del armario, en la oscuridad unos ojos rojos se llegaban a mirar. Cuando de repente vi que mi hermana jalaba a alguien y esa otra persona la jalaba a ella.

 “No, suéltame, mi Dios es más grande,” mi hermana le dijo a la cosa que estaba peleando con ella.

 Y en eso, las luces se prendían y apagaban, mientras la puerta del armario se abría y cerraba, y en el pequeño cuarto se oía una risa maligna.


 “¡Lárgate de esta casa! ¡Tú no eres bienvenido aquí!” mi hermana le seguía gritando a nadie, cuando de repente, todo se quedó en silencio y las luces se apagaron.

 “Duérmete, ya es tarde,” mi hermana me dijo, como si nada hubiera pasado. Yo me dormí y a los pocos minutos oí que Daniela roncaba.

 A la mañana siguiente, el novio de mi hermana se levantó con una cara de asustada, y lo primero que se me vino a la mente fue que ayer nos oyó.

 “¿No oyeron ayer que alguien le estaba pegando al piso?” nos preguntó y todos dijimos que no, porque ya ni yo y mi hermana lo oímos.

 “Ayer mientras me estaba bañando, oí que alguien con un bastón le pegaba al piso por varios minutos, y cuando salí ya no había nada,”

 “También ayer no oye—“Daniela empezó a hablar pero rápido la calle, porque no quería que nuestros padres nos digieran que estábamos locas.


 Pasaron varios días, y mi hermana nos contó que cuando estaba sola una noche, y salió para agarrar una agua, vio a mi abuela, que ya estaba muerta, lavando trastes y rápido se metió en su cuarto, y salió hasta que regresamos.

 Los raros actos siguieron sucediendo en mi cuarto, y mi hermana se quedaba despierta porque tenía miedo de que el demonio la atacara cuando ella dormía. Así que nos tomábamos turnos en dormir para velar la una por la otra.

 Después de unos días, mi hermana y yo le decidimos decir a mi mama, y ella no nos creí así que le dijimos que se quedara en nuestro cuarto. Y así fue, se quedó en nuestro cuarto. Mi mama le platico a mi papa, y decidimos salir de la casa a la semana siguiente, pero nosotras ya dormíamos con mi hermana o nuestros padres.

 Cuando dejamos la casa, vimos que otra familia ya la había rentado, pero no paso ni el ano cuando nos dimos cuenta que la muchacha que dormía en el cuarto donde el demonio estaba, murió estrangulada mientras dormía.

 Daniela estaba bien, el demonio nos quería matar cuando estábamos descuidadas. Pero el cuarto del demonio es algo que jamás voy a olvidar.

 Historia enviada por: Fernanda H.

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