jueves, 28 de julio de 2016

‘La Cubana’ de la Alianza (Leyenda de Torreón, Coahuila)


Es medianoche. Entre la penumbra y por las calles de la Alianza, aparece la figura de una mujer que viste de negro pidiendo un “aventón” a los automovilistas que por este punto circulan para luego esfumarse ante la mirada atónita de su amigo casual al llegar a su destino... el Panteón Municipal.

Una mujer, apodada por su origen como “La Cubana”, encantaba a todos aquellos hombres con su belleza, cada vez que la veían en un conocido burdel de la zona Alianza de Torreón.
La enfermedad, la atacó. Ante el temor al contagio, los clientes dejaron de asistir, situación que molestó a la dueña del lugar, por lo que optó por sepultarla viva. Este suceso no pasó inadvertido. Pronto toda la ciudad comentaba el caso, ya que “La Cubana” no era ninguna desconocida.

El tiempo pasó y el recuerdo de la hermosa mujer se iba borrando poco a poco. Pero una noche, según se cuenta, a las afueras de la una cantina llamada “La Feria”, justo donde las conocidas calandrias esperaban a sus clientes, una mujer vestida de negro con el rostro cubierto subió a una de ellas, solicitando la llevaran al Panteón Municipal número I, ubicado en la colonia Nueva Rosita.


El chofer, temeroso de que algo pudiera pasarle a la dama en aquel lugar, se ofreció a esperarla para su regreso. “No espere... aquí vivo”, dijo ella, cuenta la leyenda. Creyendo que era una broma insistió en esperarla. “Aquí vivo”, dijo la mujer, “¿qué acaso no me conoces?”, le preguntó; el chofer lo negó.
La dama levantó lentamente el velo negro que le cubría el rostro y el cochero, al verla, quedó atónito reconociendo el rostro de “La Cubana”. El hombre se desmayó quedando inconsciente durante algunas horas.

 El panteonero al ver las luces de la calandria salió y lo vio. A la mañana siguiente, el hombre le contó todo lo sucedido al panteonero, quien no daba crédito a lo sucedido, hasta que le mostró el billete con el que la misteriosa y bella mujer le había pagado por sus servicios.

La Cubana: Leyenda lagunera de 1906 que sigue causando asombro en el Viejo Torreón.

FUENTE: www.elsiglodetorreon.com.mx

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