martes, 8 de enero de 2019

Doctor Shipman, el doctor que lo único que no hacía, era curar.


En 1998 fue detenido el Dr. Shipman en Hyde, Inglaterra. Se trataba de una ciudad tranquila con una población pequeña, pero cuando se supo del caso del doctor Shipman, que era quien se encargaba de muchas de las familias y que tenía su confianza, se convirtió en la ciudad protagonista digna de una historia de terror.

El médico británico, había tratado por décadas a sus pacientes y era reconocido como un hombre amable y servicial, que atendía a sus pacientes a cualquier hora del día, a veces incluso no cobrara por sus servicios. Por eso, solía ser quien atendía a las personas convalecientes y de gran edad. Así como declaraciones para las personas fallecidas.

Desde pequeño había sido una persona brillante, excelente en la escuela y en su casa, donde su madre lo protegía tanto que decidía sus amistades, pues ella creía que así construiría un hombre de bien, y al parecer así fue, por algunos años.


Pero todo se retorció cuando falleció una ex alcaldesa de la ciudad, pues cuando se leyó su testamento, había incluido al Dr. Shipman como beneficiario de una cantidad absurda de dinero. Y esto solo fue más sospechoso cuando se supo que el doctor que había declarado su muerte era justamente, Shipman. Se abrió una investigación y se encontró que la mujer tenía heroína en su cuerpo y que eso la había matado. Después la investigación se extendió a revisar los cuerpos de otras mujeres que también se habían declarado muertas por Shipman, y todas presentaban la misma toxina en su cuerpo.

Cuando se detuvo al doctor y fue su juicio, nunca perdió la compostura, como si estuviera seguro de no haber hecho nada malo. Las investigaciones arrojaban que había sido responsable por la muerte prematura de al menos 15 mujeres en los últimos 4 años. Pero, por si eso no fuera poco, varias investigaciones que se realizaron posteriormente arrojaron que las víctimas podían alcanzar las 218, y el lapso no eran 4 años, sino 30.


Según dijo él mismo, todo comenzó cuando lo hizo para aliviar el dolor de un pequeño, solo que, en lugar de sentirse triste o conmovido, se sintió excitado por tener el poder de la vida y la muerte entre sus manos, y desde entonces nunca desaprovecharía una oportunidad.

Finalmente, cuatro años después de haber sido encarcelado el Dr. Shipman se quitó la vida en su celda. Como si no hubiera otra forma de morir que bajo sus propias manos.

FUENTE: https://liveweb.club

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