miércoles, 25 de septiembre de 2019
Cosas extrañas
"A principios de los años 90 trabajé en un periódico semanal a tiempo parcial escribiendo anuncios. La noche antes de entrar a trabajar tuve un sueño donde una señora me decía: "Hola soy Mae Kongabel" y charlábamos un rato. Cuando desperté me dije a mí mismo que había sido muy raro pero no le seguí dando importancia. Recordaba el apellido de la mujer de mi sueño porque recordaba a un hombre anciano miembro de mi comunidad que lo tenía. No le conocía de nada, pero el apellido era bastante raro e inusual. Cuando llegué a trabajar y comencé mis tareas semanales, tres hombres bastante serios entraron y quisieron hablar con el editor y propietario. Se metieron en la oficina, hablaron durante un rato y se fueron. Cuando mi jefe salió a comentarnos que teníamos que hacer un obituario sobre la esposa de Harold Kongabel, llamada Mae, casi me da un infarto. Yo no conocía a esa señora, ni siquiera sabía que Harold estuviera casado, fue algo realmente raro".
"Una vez estaba con mi madre visitando a una amiga. Tendría como ocho años en ese momento. Mientras jugaba con algunos juguetes y ella hablaba con su amiga, una pelota, como de clase de gimnasia, empezó a rodar por las escaleras y se detuvo en la habitación en la que estábamos. Los tres nos paramos y la miramos durante unos segundos hasta que el balón empezó a volar por la habitación y rompió una ventana. Salimos corriendo muy rápido de esa casa".
"Esta historia me la contó mi madre porque era muy pequeño cuando pasó. Estaba en mi cuna cuando la desperté gritando, no llorando. Me había encontrado en la esquina apuntando a la pared. Se apresuró, me agarró y me llevó a dormir con ella. Una hora después, decidió llevarme de nuevo a mi cuna, tal cual me dejó, desperté y empecé a gritar otra vez y a señalar la misma esquina. Dijo que era lo más espantoso que ella había visto jamás".
FUENTE: https://www.elconfidencial.com
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