Hace ya varios años en México, país famoso por sus calaveras de cristal de origen desconocido, se encontró una calavera excesivamente extraña. Aparentemente perteneciente a un chico de unos 10 años con una singular estructura ósea. Entre las anomalías que presenta se encuentran su cantidad extrema de colágeno y una capacidad craneal de 1600cc. Sin embargo las rarezas no sólo son externas o visibles, sino que el cráneo presentaba otras características como fibras extremadamente duras, y un residuo rojizo desconocido (como se ve en ésta esquemática). Estas características, sobretodo su capacidad craneal, algo excesiva para un cráneo relativamente tan chico, llevaron a los aficionados de los ovnis inmediatamente a decir que los restos eran de un ser extraterrestres, razón por la que apodaron al cráneo como Starchild -Niño Estelar en Español-. Prontamente la comunidad científica salió a sugerir que en realidad son los restos de un infante que sufría hidrocefalia, pero realmente no podían estar seguros dadas ciertas características del cráneo -Como por ejemplo la casi exacta simetría entre los dos hemisferios el éste. Generalmente las patologías que producen deformidad craneal presentan asimetría entre las distintas partes-. Es por ésta razón que un grupo de científicos, sospechosamente anónimos, comenzó el proyecto Starchild, cuyo objetivo era recurrir a las mejores herramientas con las que contara la ciencia para dilucidar el origen de semejante rareza. Lo extraño, o llamativo, de éste proyecto es que con el tiempo parece haberse convertido más en una pantalla para justificar el “origen extraterrestre” del cráneo que en justificar científicamente su origen. Siendo de por si ya tan enigmático el origen afortunadamente si contamos con datos científicos verificables en el laboratorio. Estos son: El análisis de Carbono 14 dicta que éste chico, o ser si así lo prefieren, es de aproximadamente el año 1100 dc +-40 años; los análisis genéticos que se le realizaron demuestran que es indiscutiblemente humano, o al menos tuvo antepasados humanos. Incluso varios artistas arqueológicos, de los que toman restos óseos y reconstruyen la cara o el cuerpo de un espécimen, dedicaron su tiempo a figurar como hubiera sido el niño estelar. Varios presentaron su trabajo, algunos más sugestionados que otros.
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