Porfiria. El mal vampírico

Porfiria. El mal vampírico

Las porfirias son un grupo heterogéneo de enfermedades metabólicas, que generalmente pueden transmitirse de forma hereditaria y que se caracteriza principalmente por la falta de hemoglobina en la propia sangre. Es quizás una de las enfermedades más crueles y degenerativas.

Los vampiros a los que se consideran criaturas que se alimentan de sangre de seres vivos, forman parte de la cultura popular de muchos países, pero más allá de esta ficción, existen creencias sobre la existencia real de seres vampíricos o al menos de algunas personas que aparentemente eran considerados como tales dada la similitud y características que se les atribuia a quienes padecían esta extraña enfermedad.

Uno de los síntomas de esta enfermedad es la acumulación en la piel, huesos y dientes, de unos compuestos químicos denominados “porfirinas” y que expuestos a la luz sufren una fuerte reacción química dando lugar como consecuencia a la destrucción de diferentes tejidos generando ampollas o corrosión de los huesos.

La porfiria en su estado más avanzado puede incluso provocar desagradables mutilaciones en cartílagos o zonas carnosas como las orejas, nariz, labios y encías, dando un aspecto de deformidad de estas zonas.

Este proceso viene acompañado de una fuerte anemia ( disminución de la masa eritrocitaria que condiciona una concentración baja de hemoglobina ) provocando una debilidad y palidez de aspecto cadavérico en los afectados.

Todas las características de esta enfermedad de igual forma son atribuidas a los vampiros, seres de aspecto pálido que necesitan vivir en la oscuridad para evitar que la luz les debilite o corroa hasta destruirlos y que sienten la imperiosa necesidad de beber sangre fresca para reponer la carencia de la suya propia.

Estas características típicas de los vampiros explicarían el “pánico” y miedo aterrador por el ajo ya que contienen químicas que pueden provocar que el efecto de la luz se vuelva más intenso y se agrave la enfermedad